Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
Elcontexto educativo no es ajeno a la sociedad. Fente a las distintas situaciones que se presentan, cabe la opción de encerrarnos en el muno académico, meter la cabeza bajo el ala y considerar que el profesorado solo se ha de encargar de meter unos contenidos en la cabeza del alumnado, que lo recibe como un recipiente vacío. También cabe la opción de pensar «esto siempre se hizo así», «a mí no me fue mal» o «yo le doy lo mismo a todo el mundo y si no llegan es porque no quieren». Si obviamos las necesidades sociales, lo único que haremos será reproducir la desigualdad. Otra buena parte del profesorado, con la mejor de las intenciones, se entusiasma con los discursos de moda, con lo que en ese momento se vende como «lo más», o lo que dicen ciertos «influencers educativos» con muchos seguidores, pero sin ningún tipo de fundamento pedagógico. Esta postura conduce a la frustración y el desgaste de buena parte de la profesión. Hay un último grupo de profesorado y centros educativos que optan por aplicar las cosas que se saben que funcionan, aquellas que se han demostrado en todos los contextos, como es el caso de Comunidades de Aprendizaje (CdA). La única salida a la reproducción social es la transformación. Todas las CdA hacen que sus centros sean un espacio de democracia directa, participación y diálogo igualitario… a la vez que abren sus tiempos y espacios a las familias. Se pueden visitar, disfrutar, aprender de ellos y con ellos.
Por otra parte, tampoco es ajena la escuela a las manipulaciones y mentiras que existen en el complejo mundo mediático, corrupto, parcial e interesado. Estamos viviendo un momento histórico en que los fascismos empujan con fuerza, todo vale con tal de obtener rentabilidad política o económica y se cuestiona la ciencia misma (antivacunas, terraplanistas, etc.). Las CdA no son una excepción. Hay medios de comunicación y personas que no tienen problema alguno en cuestionar constantemente sus resultados o su funcionamiento. Parece que no puede existir algo tan bueno, tan horizontal, tan democrático, con tan buen resultado. La única vacuna para esto, de nuevo, está en la ciencia. Pidan resultados, búsquenlos. Vayan, visiten los centros, pregunten a las personas que llevamos años trabajando en ellos, pregunten también al profesorado recién llegado, a las familias, al alumnado. No se crean lo que se proclama desde el fango y la miseria moral de unos medios cada vez más contaminados y una realidad cada vez más difícil de discernir. Y no nos olvidemos de Gaza. Hay que detener el genocidio. YA.
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