El respeto institucional parece ser que es cosa del pasado. Al menos en España, porque el despliegue que están haciendo hoy mismo en Gran Bretaña en la coronación de Carlos III, con la pompa y circunstancia que siempre han sabido rodear sus actos tradicionales e institucionales, llama más la atención al compararlo con el incidente de la conmemoración del 2 de Mayo, fiesta de la Comunidad de Madrid. No es necesario entrar en detalles, porque ha sido y es ampliamente conocido y comentado. Naturalmente cada parte lo cuenta arrimando el ascua a su sardina. Pero lo que es insólito es que dos funcionarias del departamento de “protocolo” de la Comunidad de Madrid se planten a la entrada de la tribuna de autoridades y le cierren el paso, como dos porteros de discoteca, a un ministro del Gobierno de España. No recordamos que en ningún país de nuestro entorno y nivel se haya producido tamaña falta, no ya de protocolo, sino de educación, de urbanidad, de decoro personal. A lo mejor algún internauta nos saca un video de algo parecido.

Lo que sí tenemos en nuestro archivo es un sucedido parecido que no hemos publicado nunca. Lo tenemos documentado y con la fuente viva y en perfecto estado mental. Allá va: en la Expo-Agro de 1982, instalada en el solar de Oliveros, había un aparcamiento reservado para autoridades. Un concejal del equipo de gobierno tripartito de aquel primer ayuntamiento democrático intenta aparcar su coche; el guardia municipal de guardia le pide el DNI, lo lee despacio, al llegar a profesión (entonces había que ponerla en el carnet) dice con retintín “geólogo”…y no lo deja aparcar. El edil se queja al alcalde, quien sanciona al guardia; este llama por teléfono a la casa del concejal (entonces no había móviles) y le pide que interceda para que le quiten la sanción. Como el concejal no accede, después de insistir varias veces se despide con un “¡Váyase usted a la mierda”. Al menos le habló de usted, hoy día lo hubiera tuteado. La mala educación, la falta de un mínimo de modales cada vez es más frecuente. Porque la cuestión de fondo es la poca educación, que debe estar por encima incluso de la formación y del protocolo. Como dice John Banville en Las singularidades: “Hasta un asesino debe cuidar sus modales”.

Otro detalle del suceso, del que se ha hablado poco y que nos deja estupefactos, es que la ministra de Defensa se mantuviera impertérrita y no se solidarizara con su compañero de Gobierno, abandonando el acto en el acto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios