Más gacelas

28 de junio 2025 - 03:08

Se ha archivado el caso contra el ayuntamiento por la muerte de las gacelas por culpa, presuntamente, de los festivales de cante flamenco, los sones de las sonantas, los quejíos y el taconeo sobre la tarima de madera en el desierto del parque de la Hoya. Mu mediterráneo, María, mucho, y paseable en días nublados, pero sin un centímetro de sombra ante el sol abrasador de nuestra tierra, que viene a pasar con nosotros el invierno (cómo hacían hace algunos años muchos montañeses del norte de la península), y por las noches me cuentan que lo tienes cerrado. Entiendo que hasta que no cambien de ubicación a las gacelas, ni siquiera va a poder disfrutar el ciudadano de nuevos espectáculos musicales este verano en la Hoya. Va a ser difícil que se contente la derecha con este archivo, cuando se le sigue acusando de que fue el flamenco el que causó la muerte de estos animales, pero menos da una piedra. Recuerdo aquellos años en que una cría de meses, en una cesta de mimbre, oía flamenco en las peñas de Barcelona, no era una gacela, es cierto, sigue viva y me salió mu flamenca.

La derecha manifestó en su día ante la sentencia de los ficus que el juez cojeaba del lado izquierdo, ahora la izquierda dirá que la jueza lo hace del pie derecho. Aquí, el que no se conforma es porque no quiere. Archivada la cuestión, dejen de darnos la lata y pónganse de acuerdo para que las gacelas tengan nueva ubicación cuanto antes, y se pueda disfrutar de las noches en la Hoya, con la guitarra por ejemplo del Niño de las Cuevas y el cante de un Carrete al que no le hemos cuidado como debiéramos por estas tierras, en la que parece que nuestro sino es estar siempre enfrentados, peleando incluso por lo que nos tendría que unir. En cuanto al parque, solo objetar que, en días de sol, no tiene ni los soportales de la plaza Vieja para cubrirse la cabeza, y días de sol por esta tierra, a pesar de lo que nos digan los climáticos, nos sobran hasta en invierno. Les regalo los del verano, mira que son duros de vivir cayendo a plomo sobre nuestras cabezas, pues imaginen lo que supone pasear por el moderno parque de la Hoya, del que presume en estos días la alcaldesa, ante ese sol justiciero que quiere acabar con todo el que se enfrente a él. En la Hoya, a pleno sol, habría que poner a los políticos hasta que se pusieran de acuerdo en los intereses de Almería y sus ciudadanos. ¿Creen que lo llegarían a hacer? Me parece que no, son duros.

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