Otro Goya a la venta

26 de junio 2025 - 03:09

En los últimos tiempos han aparecido varias obras de Goya, por lo general de temática religiosa, correspondientes a su etapa juvenil zaragozana, anteriores a su definitiva marcha a la corte en 1775, tras la ejecución del ciclo mariano del Aula Dei. Algunas eran inéditas, no conocidas con anterioridad, y otras estaban ya catalogadas desde antaño. En una parte importante de los casos, no obstante, las piezas en cuestión han salido a la venta con mayor o menor fortuna en sus remates o adjudicaciones. El caso es que hoy se subasta en Madrid uno de esos cuadros con un precio de salida de tres millones y medio. Se trata de una obra de tamaño importante, metro y pico de altura, representando a un grupo de devotos arrodillados junto a la cruz, expuesta al modo procesional de las cofradías de la Vera Cruz, con el paño de la Sabana Santa colgado del madero y una corona de cabezas de querubines cerrando sus irradiaciones luminosas. La obra se conoce desde antiguo y aparece como obra segura de Goya en casi todos los catálogos razonados antiguos, como los de Gassier, Gudiol y de Angelis. En la actualidad pertenece a una colección barcelonesa y está ubicada en Londres. Tiene, incomprensiblemente, permiso de exportación del Ministerio, por lo que puede pasar nuestras fronteras como bien cultural sin el menor reparo. La obra aparece mal datada en la mayoría de las monografías, pues por lo general se la adscribe al periodo zaragozano inmediatamente posterior a la vuelta de Italia del artista, entre la ejecución de los frescos del Coreto del Pilar y las escenas del Aula Dei. El estilo que evidencia, no obstante, por el modelado de los rostros y los plegados de las telas, corresponde al momento anterior del viaje a Italia, hacia 1769, cuando ya se encuentra entre Madrid y Zaragoza recibiendo los consejos de Francisco Bayeu, del que acusa aquí una clara influencia estilística, como sucede en otros lienzos del mismo periodo, especialmente el de La Triple generación y la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago. En el cuadro que hoy se subasta aparecen ya claramente, pese a la asunción de convencionalismos de la provinciana pintura religiosa del momento, los rasgos geniales del Goya futuro; nitidez y claridad compositivas, personajes rotundos en posiciones caprichosas e inesperados diseños de los paños, muy eficazmente simplificados en grandes planos de color.

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