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De una vez por todas llamemos a las cosas por su nombre. La Plataforma por la Justicia Fiscal solicitó, va para más de un año, ya que fue en la primavera del año pasado, a la Real Academia Española (RAE) que cambie la expresión “paraíso fiscal” por “guarida fiscal” y que, por supuesto, modifique su definición. Nuestro diccionario de la lengua define “paraíso fiscal” como “un eficaz incentivo para atraer capitales”, lo que suena más a defender que en esos territorios la tributación sea nula o muy baja y se evite todo control financiero. De esta manera puede interpretarse que la RAE se alinea con los defraudadores. Es imperativo acometer medidas que penalicen y desincentiven la utilización de estos paraíso-territorios fiscales. Hay que educar y sensibilizar a la ciudadanía en que la defensa de nuestros derechos básicos pasa por la lucha decidida contra cualquier tipo de fraude, por nimio que este sea, o evasión fiscal y por la erradicación de estas guaridas fiscales. Porque no son paraísos, son guaridas.
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