El horario, ¿lo cambiamos o no?

Nuestro horario de comidas, ¡no puede ser otro! Cualquier intento de "europeización de la hora del almuerzo" es imposible

Estamos celebrando el solsticio de verano, los días con más luz del año por estas latitudes del planeta. Y puede ser el mejor momento del año para reflexionar sobre el "cambio de horario" (más que sobre "el cambio de hora", que es el debate que siempre suele aparecer cada año por esas fechas de finales de marzo y octubre).

En Tel-Aviv, al otro lado del mar Mediterráneo, a unos 3.500 kilómetros de aquí y en una latitud análoga, tienen sólo una hora más que nosotros, cuando allí son casi tres horas solares más que aquí. En Centroeuropa, en países como Alemania, Polonia o Austria, los relojes marcan la misma hora que aquí, cuando son casi dos las horas solares que nos llevan de ventaja. Para que lo entendamos muy bien, si un alemán se levanta a las 07:00, un español que lo haga a esa misma hora, lo estará haciendo unas dos horas antes. Luego, ¿cuál de los dos pueblos madruga más, el alemán o el español? Estas circunstancias deben hacernos comprender que la idiosincrasia de los pueblos se forja con múltiples condicionantes, siendo el de las costumbres asociadas a la hora, una de ellas. Concretamente, nuestro horario de comidas, ¡no puede ser otro! Cualquier intento de "europeización de la hora del almuerzo" es imposible: si allí los cuerpos se han acostumbrado al almuerzo a las 13:00 locales, ¡cómo no vamos a estar nosotros sino almorzando a eso de las dos y media o tres de la tarde! Pero lo curioso es cómo todo esto opera en nuestras mentes: los demás madrugan más, son más sacrificados. Pensar de esa manera, además de injusto, dice mucho de un complejo adquirido por una falta de autoestima. Por eso es bueno viajar: cuando me ha tocado hacerlo a alguno de estos países y me he levantado a las 7:00, con el sol bastante alto, inmediatamente me ha venido a la cabeza que, en ese mismo instante, y con el sol bastante más bajo, ya os estabais levantando esa enormidad de personas que, por estas tierras del oeste mediterráneo, afrontabais la jornada laboral. Por supuesto, sea cual sea la hora oficial, siempre tendremos abierto el debate de ventajas o inconvenientes de esa y no otra elección: cada diferencia de 15º en la longitud terrestre supone una hora solar. De este modo, entre Baleares y Galicia tenemos casi una hora de diferencia, mientras entre Galicia y Canarias, no llega a la media hora. ¡Que ya hubo algún gallego queriendo que allí se dieran las horas en las medias!

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