Incendiarios

15 de julio 2025 - 03:08

El lunes de la semana pasada, Abascal se atrincheró en una información de la agencia EFE, según la cual un hombre de nacionalidad española había fallecido y otro, de origen subsahariano, había sido detenido tras un apuñalamiento en El Ejido, sin que se conociera la relación entre ambos. Pero él enhebró su relato xenófobo repleto de insolencia.

Para caldear el debate, Abascal envió ese mismo lunes a su portavoz de Emergencia Demográfica —¿o debería decir de Emergencia Supremacista?— Rocío de Meer, en busca de monstruos debajo de la cama y prometernos la defensa de una supuesta identidad nacional, amenazada por la llegada de extranjeros.

Pensándolo con calma, que VOX venga a El Ejido a proclamar deportaciones masivas con la pasión de los cruzados es una inocencia incendiaria que, una vez desatada, es difícil de detener. Que inventaran una trama el pasado viernes en el bulevar de la ciudad que, hace 25 años, vivió episodios de terror no es inocente, sino una estrategia: canalizar, a través de soflamas y declaraciones hechas desde la distancia, el malestar provocado por la inmigración hacia los sectores que menos poder de decisión tienen sobre el sistema.

Yo lo que veo por la calle, en las tiendas, en los bares, en los restaurantes o en los comercios, es gente que llevan bebidas y comidas a casa a gente comodona, llaman a mi puerta con un paquete y me piden el número del DNI con un acento latino que dulcifica mi lengua.

Y, aun así, los culpan de provocar inseguridad en uno de los países más seguros de la UE, por encima de Francia, Italia o Reino Unido, y a la cabeza en seguridad para las mujeres. Aquí, la amenaza no son los inmigrantes que “vienen con malas intenciones”, sino los patriotas de buenas intenciones que, en privado, se aprovechan de los indocumentados para explotarlos y, en público, claman contra la inmigración. No sé si, cuando los enviados de VOX clamaban el viernes pasado por “cerrar las fronteras y expulsar a los inmigrantes”, se referían a quienes limpian las calles, cuidan de nuestros mayores, sirven el vino en los restaurantes o arrancan los tomates de los invernaderos o si se referían a los hijos de esos “extranjeros” que un día serán tan señores como ellos.

stats