El año 2022 comenzó intenso y va a terminar de la misma manera. Al respecto, son muchas las voces que hablan de cambio de verdadero cambio de ciclo, de que estamos viviendo el fin del mundo que conocemos; el de la hegemonía de los EE.UU y su dólar y del sistema económico capitalista. Y todo ello, a golpe de movimientos políticos internos y de geoestrategia, por un lado, y de levantamientos de la población por otro. Y es que, si empezamos el 2022 con la pandemia aún de actor protagonista, pendientes del conflicto entre Rusia y Ucrania y con la mirada puesta en la inflación, el final del año va a estar a la altura de todo cuanto empezó en marzo de 2020, pues, además de cumplirse 10 meses de una guerra a las puertas de la UE, están siendo muchos los hechos con potencial desestabilizador que se están dando a lo largo y ancho del planeta. Valgan algunos ejemplos: Por un lado, el pueblo argentino ha recibido la sentencia que condena a su actual vicepresidenta, Cristina Kirchner, a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos por corrupción. Ahora toca esperar a ver cómo enfrenta este hecho este gran país que vive sumido en una constante crisis económica y una intensa polarización social. Por otro, dos intentos de golpe de Estado, uno de los llamados autogolpes: El primero, en Alemania y por parte de un grupo de personas con ideología de extrema derecha entre las que se encuentran políticos, exmilitares, expolicías, un aristócrata y una juez. Por ahora hay 25 detenidos. Menuda sorpresa en una democracia bien consolidada. El segundo, intentado por el presidente de Perú (ya expresidente y en la cárcel); Castillo tenía que enfrentarse a una votación con la que los legisladores de su país iban a decidir lo mantenían en el cargo así que, determinado a que tal votación no se produjese, disolvió el Congreso y anunció un gobierno de excepción. La victoria de Castillo llegó en un momento en el que la gota estaba colmando el vaso de la desigualdad y pobreza de aquel país por lo que muchos peruanos pusieron en él todas sus esperanzas; hoy, imagino, se sentirán muy solos y desconcertados.

Además, y como hechos extraordinarios, dos estallidos sociales: uno, el de la ciudadanía china contra su gobierno por las que, sin duda, son las restricciones más duras de cuantas se han impuesto en el mundo con motivo de la Covid-19. Se habla de que nada igual se había visto en China desde las protestas en la plaza de Tiananmén en 1989. Habrá que estar atentos. El otro, el de la juventud iraní que se ha levantado contra su régimen político tras el asesinato de la joven, Mahsa Amini, quien murió de un golpe en la cabeza mientras estaba bajo custodia de la llamada "policía moral" por no llevar correctamente el velo. Más que valiente aquella juventud.

Estemos atentos pues, porque "el futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen" (Anatole France).

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