OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
Cada día recibo, al menos, dos llamadas de operadores y suministros eléctricos, de aseguradoras y, sobre todo, de compañías telefónicas y de internet. Si quisieran resolver el problema de una vez, sería tan sencillo como ampliar a todos los sectores la prohibición de contratar por teléfono productos sin que sea el cliente quien llame y, para evitar trampas, poner multas y dar derecho al usuario a recibir una compensación económica por cada llamada indeseada.
Esto está afectando a muchas personas, invadiendo su privacidad. Resulta indignante ver cómo estas entidades prosiguen con su acoso, sin límites y sin respetar el deseo de los usuarios.
Esta situación constante no solo provoca malestar, sino que también desafía la normativa legal. Es necesario que el gobierno tome medidas y se implique para poner fin a este comportamiento tan abusivo.
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