La Rambla
Julio Gonzálvez
Paz y felicidad
El libro gordo te enseña,
el libro gordo entretiene,
y yo te digo contenta
hasta el programa que viene
LA rima ingenua y pegadiza despedía, en la voz de la narradora (Mª Carmen Goñi en la versión española), uno de los espacios de mayor audiencia infantil de la 1ª de TVE (única cadena junto al canal UHF) durante los pasados años setenta/ochenta. La sintonía musical congregaba ante la pantalla a una expectante chiquillería que no sabía (ni le importaba saberlo) si el creador del exitoso "Libro gordo de Petete" era almeriense o no lo era. Pero sí a sus padres, a los mayores; aunque solo fuese por un prurito de orgullo legítimo (o de evocación vergonzosa, por las razones que expondré). Al parecer nadie conocía al dibujante Manuel García Ferré hasta que este emigrante forzoso (más bien exiliado político) regresó (octubre, 1999) por tercera vez a su tierra natal y Elena Sevillano publicó, en la víspera, sendos artículos en la prensa local.
Petete, el protagonista del Libro Gordo, era un vivaracho y sabelotodo alevín de pingüino patagónico (¡Una sólida cultura es la herencia más segura!, proclamaba) que se cubría con gorro de lana rematado en pompón y un chupete colgado del cuello. La secuencia animada -de 2 a 5 minutos-, basada en una enciclopedia de varios tomos editada por el propio García Ferré en Argentina, pretendía divulgar de manera comprensible a los niños variados temas científicos, inventos, fenómenos naturales, funcionamiento del cuerpo humano, etc. etc. Una especie de Eduardo Punset actual dirigiéndose a la grey infantil a través de historietas simpáticas. Antes de emitirse en España la aceptación en los países americanos de habla hispana fue unánime. Les recomiendo que entren en You Tube donde hay colgados distintos capítulos
CASCO HISTÓRICO
Aunque en ocasiones se omita su origen, García Ferré es tan almeriense que vino al mundo a la vera del campanario de la catedral, siendo su plaza (con sombra vegetal, no como ahora) solar habitual de los juegos primeros. Su padre, Julián García Rodríguez, gallego de Vigo, llegó destinado a nuestra ciudad en tiempos de Primo de Rivera como funcionario de Telégrafos. Aquí se casó con la paisana María Ferré Álvarez, instalándose en el nº 6 de General Castaños y sucesivamente en las calles Real y Paco Aquino. En la mañana del 8 de octubre de 1929 nació Manuel, el segundo de los hijos del matrimonio.
Al alborear el 21 de julio del 36 el levantamiento sedicioso del Batallón de Ametralladoras acuartelado en La Misericordia sorprendió a Julián en su puesto de oficial telegrafista. Su lealtad a la República y afiliación al Partido Comunista y UGT hipotecaron un futuro no muy lejano, a pesar de que el sumario de Guerra 28.988/39 -incoado bajo la acusación de Auxilio a la Rebelión- se sobreseyó absolutoriamente. No obstante, el clima de hostilidad hacia su persona, por desafecto al nuevo Régimen, le obligó a emigrar en 1947 a la República Argentina. La marcha motivó que toda la familia perdiese la nacionalidad española tal y como condenaban las leyes franquistas. Según consta en documento oficial nuestro protagonista la recobró en 1996, después de "declarar su voluntad de recuperarla" ante el Cónsul General de España en Buenos Aires, dejando claro que no renunciaba a la del país de acogida. Con doble pasaporte vivió y viajó hasta el final de sus días
CELIA VIÑAS
Tras su paso por la enseñanza primaria, al acabar la guerra ingresó en el Instituto radicado en la hoy Escuela de Artes. Por testimonios de compañeros de aula sabemos que era discípulo aventajado de Celia Viñas, catedrática de Literatura. Manuel sobresalía, además, en la asignatura de dibujo (vocación heredada de la madre), teniendo de vecinos de pupitre al pintor Luis Cañadas y al actor Leo Anchóriz (ambos decoraban los estrenos teatrales que montaba la Srta. Celia). A los tres les premió el Claustro de Profesores en la Feria del Libro (abril, 1945) por sus ilustraciones a una obra periodística de Pedro Antº de Alarcón. Su expediente académico se encuentra en el Archivo Histórico entre los más de 50 mil procedentes del antiguo Instituto de Enseñanza Media, de los cuales 15 mil están ya clasificados por signaturas. Tan pronto se halle disponible volveremos sobre sus notas e incidencias de bachillerato.
MANUELITA
Ya instalados en la capital bonaerense asistió a un colegio nocturno del barrio Congreso y se matriculó tres cursos en la Escuela de Arquitectura. En 1954 dejó los estudios para centrarse en el dibujo comercial a través de campañas publicitarias. Así surgieron Anteojito y Antifaz, sobrino y tío, en el Canal 9 de Tv. Anteojito inspiró una revista de gran tirada y ambos personajes protagonizaron el primer largometraje de dibujos animados de García Ferré: "Mil intentos y un invento", estrenado en 1972. A partir de aquí se sucederían nuevos "hijos" de ficción coloreados en papel y pantallas cinematográficas, relatos para niños en revistas y cómic: el pollito Pi-Pío, Hijitus y Pichichus, Larguirucho, Oaky, Trapito, Petete, Calculín y tantos otros salidos de sus estudios de Corrientes y Talcahuano
De todos ellos, la tierna tortuga Manuelita fue la que más celebridad, dinero y satisfacciones -junto a Petete- proporcionó al dibujante, ilustrador, guionista y cineasta almeriense. Basada en una canción de Mª Elena Walsh, Manuelita, "que vivía en Pehuajo" se marchó un día, como la Ratita Presumida, a conocer mundo y a vivir aventuras en Europa: llegando a ser modelo en el París de la moda femenina antes de que la repatriasen. El largometraje logró mayores taquillajes en salas de cine que Walt Disney y elegida en 1999 para representar a Argentina en los Oscar a la mejor película extranjera
MI BARCO VELERO
En su citada tercera venida, durante una cena a la que asistió Manuel del Águila, mostró gran interés por la canción "Mi barco velero" (Tengo yo un barco velero / en el Puerto de Almería. / No hay en el mundo otra barca / más bonita que la mía…) muy en boga en su niñez; incluso habló de incorporarla como banda sonora de una futura película basada en el Mediterráneo. Manolo se tiró a la piscina asegurando que era original de Ortíz de Villajos o Gaspar Vivas. Y no. Con letra y música de Boixader y Lagaza la grabó Rosario la Cartujana, una flamenca de rompe y rasga, quien pronto la popularizó. Mi madre la aprendió en la Posada del Mar de la calle Real oyendo la radiogramola a todo volumen del Bar Miramar, en el Paseo de San Luis. De ella se hicieron distintas versiones, la menos lograda una de Manolo Escobar, recopilada en "Canciones de Oro de España". Al ser la única disponible en el mercado, le mandé el CD por Correos a su oficina en la Avda. Corrientes, pero no llegó al destinatario. Se perdió en alguna estafeta del trayecto.
Manuel García Ferré murió el pasado 28 de marzo tras someterse a una operación cardiaca. Casado en dos ocasiones y padre de tres hijos, en 2009 lo declararon Ciudadano Ilustre de Buenos Aires. ¿Llegará a recibir el homenaje debido en su ciudad natal? ¿Sabrá este Ayuntamiento estar a la altura del personaje?
Con Celia Viñas durante un estreno en el Teatro Cervantes
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