Libros y libros

12 de febrero 2025 - 03:08

Hay libros y libros, presentaciones y presentaciones, librerías y librerías, introductoras e introductoras, escenarios y escenarios, público y público, ventas y ventas, firmas y firmas, poses y poses, pero el presentador siempre es el mismo. En algunos casos el autor firma sólo un libro, en otros casos el autor firma centenares y con cola. En algunos casos sobran asientos a pesar de que no hay muchos, en otros muchos varias personas se quedan de pie a pesar de que hay multitud de asientos. En ambos casos el presentador divaga, interrumpe, dice que iba a leer algo y luego no lo lee diciendo pues ahora no lo leo, mira a techo, hace un chascarrillo, ahora no sabe que decir. Y en ambos casos el autor lo tiene muy claro, lee solemnemente, está seguro de sí mismo y al mismo tiempo no lo está, tiene claro lo que representa y en ambos casos hay circunloquios para llegar a la misma conclusión. En uno de los casos no hay intriga ni personajes, solo hay motivaciones, la infancia, siempre la infancia, la magdalena, la puñetera magdalena que nunca es la misma, yo hace siglos que no como magdalenas porque en la infancia inconsciente puedes hacer todo y luego prácticamente nada. El en ínterin viene el periodo más oscuro de todos, cuando todo es posible pero te das cuenta al poco tiempo, que todo es imposible y navegas en cortos periodos de calma que preceden a la tormenta perfecta, con la que naufragas, ya con pocas magdalenas hasta que llega el periodo de relativa calma duradera sin magdalenas ni nada que se le parezca. En el otro caso hay eso que dicen que hay que poner en todas las novelas para que tengan éxito, para que se atiborre la presentación, para que te pregunten la jodida pregunta de cual va a ser la siguiente novela, ninguna señora, ya no va a haber más jamás de los jamases porque odio todas, incluso las mías. Pero la respuesta no es esa, es, amablemente dicha, estoy trabajando en una idea sobre esto o lo otro. Seguro que os gustará aunque no la leáis, incluso aunque no la escriba. Yo diría la idea va sobre una persona que no soy yo pero se parece mucho a mí que registra con escrupulosa y metódica exactitud todas los parámetros de salud que hay que analizar, para no caer en la degeneración física irremediable y que odio ignorar. Y exponerlos con la rutina de los días. No firmaría ni un sólo ejemplar. Y no gustaría a nadie. Sólo a mí. Es la tercera posibilidad.

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