Lucidez terminal

30 de mayo 2025 - 03:07

La lucidez terminal es una situación, súbita e inesperada, que sorprende cuando se anuncia la muerte de quien, repentinamente, la presenta. Por eso se la conoce también como mejoría de la muerte o como lucidez paradójica. Un ensayo reciente, del filósofo y psicólogo austriaco Alexander Batthyány, tras revisar centenares de casos bien documentados, ofrece conclusiones de no poco interés, dado que las explicaciones o causas de tan extraña recuperación de la conciencia, si bien no son únicas ni definitivas, abren la puerta a lo que pudiera considerarse sobrenatural, por trascedente. De manera algo más precisa, la lucidez terminal afecta a personas con enfermedades neurodegenerativas en muy avanzado estado de gravedad, o que se encuentran en coma prolongado o tienen daños cognitivos extremos. Y aparece con transitorios episodios de lucidez y pasajeros momentos de total claridad mental. De manera que se da una paradoja clínica característica, con la recuperación de la conciencia en situaciones de enfermos terminales, sin que pareciera posible que fuera así en modo alguno. Ya que que esos enfermos pueden hablar hasta elocuentemente con los familiares, expresar sentimientos o afectos o manifestar reflexiones o pensamientos elaborados, tras largos periodos sin actividad cognitiva, que sorprenden y confunden, pues puede pensarse en una inesperada -acaso se dirá milagrosa- recuperación, más que un anticipo lúcido de la despedida final. Esta lucidez postrera, a la vez que ocasional, se verifica con cierta regularidad, suele aparecer entre los dos días antes del fallecimiento y es explicada con más hipótesis que razones ciertas. Algunos cambios neuroquímicos, en los últimos momentos de la vida, podrían considerarse, pero no bastan para justificar la recuperación cognitiva en enfermos con daños mentales severos. También se estima que acaso influya la activación momentánea de zonas cerebrales que mantienen su funcionamiento después de dejar de hacerlo otras, a modo de última reacción antes del colapso final. Y el autor no descarta planteamientos menos orgánicos o cerebrales, de modo que tal lucidez sea un umbral entre dos estados, la vida y la muerte, con la conciencia liberada de las limitaciones físicas, que se manifiesta con paz, claridad e incluso sensaciones de trascendencia. De ahí que sugiera: “quizás lo que sucede al final no sea una desaparición, sino una revelación”.

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