La Rambla
Julio Gonzálvez
Paz y felicidad
EN 1770 Carlos III dictó unas Reales Ordenanzas en las que se fijaba que uno de cada cinco jóvenes (de donde el apelativo de "quintos") de entre 18 y 40 años se incorporaran al ejército mediante un sorteo anual realizado sobre el padrón de mozos. Ir a la mili, entonces, era "servir al Rey", y se exigía ser Católico Apostólico Romano, medir 5 pies de estatura mínima (1'40 m) y no ser de " extracción infame" (mulato, gitano, verdugo o carnicero).
EL SIGLO XIX
La Constitución liberal de 1812 estableció el Servicio Militar Obligatorio, ordenando que cada Quinta (mozos nacidos en un mismo año) fuese reemplazada por la siguiente al finalizar su servicio (de donde la palabra "reemplazo"). Pero Fernando VII -el rey felón- promulgó una ley clasista llamada de Redención y Sustitución por la que se permitía la exención total o parcial de la mili según se pagara al Estado 2.000 o 6.000 reales. Durante todo el siglo XIX la mili duraba 4 años. Los hijos de las clases altas quedaban exentos o pagaban a otros de condición más humilde para que les sustituyeran en las guerras de África, Cuba y Filipinas. Como decía la copla:
"Si te toca te jodes /
que te tienes que ir /
que tu madre no tiene /
dos mil reales pa ti /
a la guerra del moro /
a que luches por mí".
Lo que dio lugar a la llamada Semana Trágica de Barcelona en 1909, iniciada con la negativa de los soldados a ser embarcados para la Guerra de Melilla.
LOS CUOTAS
En 1912 la reforma de Canalejas crea la figura del "soldado de cuota", que pagaba de 1.500 a 5.000 pesetas -Un dineral entonces-, no por eximirse de la mili, pero sí por reducirla en el tiempo. Además, se elegía la unidad militar, aunque corría a cargo del recluta el vestuario y el equipo.
LA POSGUERRA
Durante la II Guerra Mundial la mili duró tres años y desde los 50 los hijos de viuda o los que eran responsables del sustento familiar quedaron exentos. Los universitarios podían pedir prórrogas de estudios u optar por la Milicia Universitaria, repartida en períodos de tres meses y llegando a sargento o alférez. En 1968 la mili duraba 18 meses.
A partir de 1975 surgieron movimientos pacifistas y de insumisos que llevaron a la Objeción de Conciencia y a la Prestación Social Sustitutoria. En 2001 la mili se suspendió (no se suprimió) para dar paso al actual ejército profesional.
UN CLÁSICO
La mili ha sido tema recurrente en las conversaciones entre hombres. Para muchos "irse a la mili" era la oportunidad de salir del pueblo, del hambre y de la miseria, como narra Miguel Delibes en Los Santos Inocentes. Quién no recuerda a aquel compañero que no había visto nunca una taza de wáter ni una cisterna ni un rollo de papel higiénico. O al que había que escribirle las cartas para la novia.
Las aventuras de la mili: la escapada nocturna del campamento vestidos de paisano, los arrestos en Prevención, los castigos a fregar perolas o a la famosa 3ª Imaginaria (de 2 a 5, cuando había que levantarse a las 7), las largas marchas campo a través con toda la impedimenta a cuestas, la mala leche del sargento de semana, el paisano chivato, el amigo del alma, la novia pasajera, las cartas a la novia, el estreno en el barrio chino…, son todas historias de la p… mili que poblaron el imaginario de generaciones de mozos.
102 Y BOLICA
En la 4ª Compañía del Campamento CIR 14 de Palma de Mallorca yo era el recluta nº 101. Nuestro himno decía:
"Campamento Cir 14 /
Campamento Cir 14 /
matadero de reclutas".
Hice amistad con un muchacho de Barcelona, maestro como yo, que era el nº 102. 102 nunca tuvo nombre. Ni yo tampoco. Éramos para los instructores y el Cabo 1º, que era el máximo grado que tratamos en los tres meses de periodo de instrucción, solo unos números.
Otro amigo fue Bolica, llamado así, como es de imaginar, por su incipiente obesidad y baja estatura. Fumaba puros y no le gustaba la ciudad de Palma.
A ninguno de los dos los he vuelto a ver desde entonces, hace ya… ¡Qué habrá sido de ellos!
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