Montero no gana para disgustos

Notas al margen

22 de junio 2025 - 03:13

María Jesús Montero no gana para disgustos. Su aterrizaje estelar acalló las voces críticas, aunó sensibilidades y puso a todos los socialistas a trabajar. Pero aquella ilusión recuperada por la heredera del sanchismo ha pasado a mejor vida de un plumazo. Su proyecto nace estrellado antes de despegar. En el PSOE no se recuerda un momento tan delicado. Cuando cayó el Gobierno de Felipe, el partido gobernaba Andalucía y muchas diputaciones y grandes municipios. Ahora, con la UCO registrando la sede nacional del partido, si nadie se atreve a dar por muerto a Pedro Sánchez es porque ya lo estuvo antes otras veces y sobrevivió. Ningún otro político del espectro nacional aguantaría esta agonía. Y sólo unos audios similares a los mensajes que Rajoy intercambió con Bárcenes podrían hacerlo caer. Pero entretanto, con ese pragmatismo sin alma que le caracteriza, trata de desviar el foco al oponerse al 5% que exige Trump exige a los socios de la OTAN, con un marco mental de tensión simple y efectivo: ¿queréis guerra o pensiones?

Su estrategia lanzando a sus ministros a la conquista de las autonomías ha resultado fallida al trasladar todos los escándalos de corrupción a las comunidades autónomas. Montero no puede dar un paso por Andalucía sin que le pregunten por Cerdán, Ábalos y Koldo, aunque esté anunciando la obra más ambiciosa. Ya no le quedan manos para tantos fuegos como le rodean, empezando por las acusaciones sobre las personas de su confianza. Va a resultar que al final nadie conocía a nadie de verdad en el PSOE. Con tantos frentes abiertos, no ha de ser fácil para ella capear el temporal y menos si estás a la una y media de la tarde en Madrid en un Congreso de CCOO pidiendo perdón y cuatro horas más tarde te reúnes con tu nueva ejecutiva en Sevilla para inyectarle ánimo y tratar de hablar, aunque sea unos minutos, de Andalucía. Precisamente, si algo necesita Montero es un relato andaluz profundo y certero, un mensaje nuevo creíble que cale entre la ciudadanía. Algo que ponga nervioso a su adversario, que vuelve a aburrirse ante los tediosos consejos de gobierno que se han convertido en meros trámites la mayoría de las veces a la vista de que la Administración va tirando. A Montero le absorbe tanto su papel de principal escudera de Sánchez que a veces, al bajar a Andalucía, se olvida de quién es realmente y sigue hablando como ‘la número 2’ del PSOE, como si estuviera siempre salvando a su líder de los dardos envenenados de la oposición. Lo que se espera de ella, por el contrario, es que aquí se pronuncie como la primera de los socialistas andaluces, con otro tono más sereno y un discurso más pegado a su tierra.

stats