Francisco García Marcos

Muface y los privilegios

Comunicación (Im)pertinente

18 de enero 2025 - 03:10

Anda una parte del gobierno pugnando por encontrarle un encaje actualizado a Muface. La otra ha optado abierta y manifiestamente por hacerla desaparecer. Para ello han recurrido a una colección de argumentos en los que sustentar su posición. A veces se tiene la sensación de que es mejor renunciar a justificar las cosas, sobre todo cuando se recurre a banalidades, tópicos y falacias. Uno de los martinetes retóricos a los que mas ha recurrido la izquierda (allende del PSOE) en estas cuestiones remite al privilegio que supone Muface, digno de suprimirse en aras de fomentar la igualdad social. En eso existe acuerdo, incluso entre los sindicatos pseudo anarquistas que todavía subsisten. No deja de ser una evidencia que los funcionarios tienen un régimen sanitario distinto. Que sea un privilegio exactamente, sin mayores matices, ya es una cuestión mucho más abierta a debate. Catalogarlo en tales términos, como un privilegio, supone un reconocimiento implícito de las limitaciones de la sanidad pública, hasta el punto de que la propia administración la percibe por debajo del nivel de la asistencia privada. No deja de ser una paradoja que, de nuevo, puede acarrear implicaciones incómodas. ¿La administración está dispuesta a atender peor a parte de sus conciudadanos por tal de esconder sus limitaciones y fracasos?¿Lo ideal no sería lo contrario, llevar la sanidad a los modelos de funcionamiento privados? Pepe Muface y sus congéneres, básicamente, quieren librarse de la torpeza burocrática, de la superpoblación de los servicios, de las listas de espera interminables, de la falta de personal y de las genialidades administrativas dudosas. Nada que ver con desconfiar de los sanitarios ni de lo público en sí y a priori. Tan solo pretenden huir de la quema provocada por la Administración en materia sanitaria, como haría cualquier otro ciudadano Por otra parte, no hay privilegio posible, cuando Muface la sostienen sus mutualistas. La sanidad pública sí tiene otros privilegiados, por cierto, a los que es delicado mencionar, porque entonces se rebasa lo políticamente correcto. Pero el hecho desnudo y crudo, sin adjetivos ni exculpaciones previas, es que sí hay quien se beneficia de ella, sin querer contribuir a la caja común, beneficiándose de los impuestos que pagan Pepe Muface y otros como él. Por ahí pueden desfilar desde quienes trabajan en negro hasta los que prefieren engancharse a alguna paguita, antes que aceptar alguna oferta de trabajo. Eso sí es insolidaridad y privilegio. No obstante, la Ministra de Sanidad sigue con la pauta pirotécnica de sus compañeros de formación. Mientras tanto, no se abordan las cuestiones nodales del sistema sanitario, no se contratan masivamente nuevo personal, no se construyen los centros necesarios, no se termina con las taifas sanitarias de las autonomías. Está visto que no aprendemos, ni incluso habiendo sufrido una pandemia.

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