¿Necesitamos la guerra?

El microondas, el GPS, los drones, la energía nuclear, los aviones a reacción, los vehículos todoterreno, los satélites, los walkie-talkies, la impresión 3D, el radar, la industrialización de la penicilina, el propio Internet… La lista de avances científicos incorporados a nuestra vida cotidiana que tienen un origen militar es inmensa. Descubrí esto en el capítulo «La geopolítica del I+D», del maravilloso podcast «No es el fin del mundo», absolutamente recomendable. En este capítulo se comenta que en los tiempos más difíciles, de guerra o gran necesidad (como en el caso de la pandemia) es cuando se producen más avances científicos. Tiene cierta lógica que el conocimiento avance cuando se necesita. Lo sorprendente es del enorme peso que los Ministerios de Defensa, del Ejército o de la Guerra tienen en este sentido. De hecho, me produjo una gran impresión.

Por otra parte, esta misma semana descubro, leyendo a Henry Giroux (referente mundial en educación), en su obra «Teoría y resistencia en educación», que (cito textualmente): «las bases del movimiento de la educación basada en la competencia fueron desarrolladas en investigaciones anteriores [a los años 20 del pasado siglo] que a su vez habían sido adaptadas de los sistemas de procedimientos de ingeniería en la industria de defensa». Traducido al lenguaje común: la súper-hiper-mega-chupi-guay innovación de las competencias básicas (posteriormente, competencias clave), consideradas como una de las mayores «revoluciones» educativas de los últimos años, promulgadas por primera vez en la Ley Orgánica de Educación, de 2006… ¡tienen una base militar!

Recuerdo perfectamente 2006 y la LOE. Todo el mundo arrimaba el ascua a su sardina. Maestros y maestras de infantil decían que ellos llevaban toda la vida trabajando por competencias. Los de FP decían que venía de su ámbito… y resulta que no. Hay que buscar en la defensa, las armas, la guerra y las estrategias militares para conocer su verdadero origen.

¿Necesitamos la guerra, el conflicto, matarnos unos a otros para avanzar como sociedad? ¿no hay otras formas de conocimiento? ¿hasta qué punto nuestra sociedad está marcada por la guerra y organizada por lo militar? ¿merece la pena? ¿no deberíamos ir a la base, al origen de todo lo que nos rodea y desmilitarizar la sociedad, nuestro país y el mundo? Quizá de este modo llegaríamos a la raíz de lo que significa aprender, generar conocimiento y avanzar como sociedad. Desde la paz.