Opinión

Francisco M. Muyor

prometer no es mentir

09 de mayo 2015 - 01:00

Prometer no es mentir. Las acepciones del primer término son varias y, en política, con la que me quedo es: "Obligarse a hacer". En elecciones estamos más que acostumbrados a las promesas que nos auguran un futuro idílico, pero el problema es que nuestros representantes políticos nos aseguran, por activa y por pasiva, que así será. Directamente prometen los hechos y no esa obligación del intento, que sería lo lícito y contrastable. Eso es mentir y lamentablemente es un ejercicio deshonesto que recurre desde que estamos en democracia. "Decir o manifestar lo contrario de lo que se piensa" es como define la RAE el engaño, el que parece estar extendido en todos los estratos de la entredicha clase política. Hasta hace poco más de un lustro esta práctica, aunque también poco ética, no habría sido igual de condenable como lo es ahora. La lacra del desempleo y la enorme desafección que tienen los ciudadanos al profesional del servicio público ha dado lugar a la irrupción de nuevos partidos como una consecuencia lógica a esta terrible situación. Los discursos y programas de los diferentes partidos de toda la provincia que concurren a las próximas municipales ya difunden algunas de esas promesas que activan el chip de la desconfianza en cualquiera. Promesas como los cientos o, incluso, miles de puestos de trabajo que algunos dicen que llegarán, por poner un ejemplo claro, ya han comenzado a danzar estos días en una atmósfera enrarecida tanto por la desconfianza de los ciudadanos como por la de unos partidos que no saben como competir y qué hacer para ello ante el nuevo amalgama de posibilidades que concurre a los comicios y que en las autonómicas ya ha dado lugar a una configuración novedosa y al posterior bochorno de una investidura por capítulos. La generalidad, según los datos, es que al final de las legislatura la lista de promesas incumplidas es mucho más extensa que las realizadas. Insisto: prometer no es mentir.

stats