Opinión

Eduardo Marín / Ruano

Cómo se pueden decir tantas mentiras sobre el toro bravo

16 de agosto 2009 - 01:00

HACE unos días caía en mis manos un ejemplar de una revista semanal de Almería. En su interior, en una entrevista concedida a la señora Ana Gázquez en calidad de presidenta de Alondra Dupont, se refleja una especie de certificado sobre el toro bravo en el que viene a decir que el toro vive en el campo y lo cuidan muy bien para que luego de repente lo metan en ese circo, supongo que con circo se refiere a una plaza de toros. Cito textualmente: "pero imagínate que de repente lo meten en un vehículo un montón de kilómetros, le afeitan los cuernos, le golpean los testículos y los riñones con sacos de arena, le dan laxantes en las pezuñas, le ponen una sustancia que le pica mucho en los ojos, otras para que no vea bien... todo eso para que el animal esté debilitado y así el torero corral menos riesgos. En la plaza se ve una tortura pero antes ya ha sufrido otras". Señora, esto es lo que se lee en esta revista sin poner ni quitar una coma. Con todos mis respetos le digo que esto no es cierto y se lo voy a explicar.

El toro, cuando sale de la ganadería, va con sus guías de sanidad y durante el viaje hasta que muere en la plaza está vigilado por el mayoral de la ganadería. Al toro se le da de comer el mismo pienso que come en la ganadería y tiene que estar en la plaza de toros veinticuatro horas antes de que se lidie. El viaje lo realiza en un cajón precintado y cuando llega a su destino es la autoridad competente la que quita los precintos. Una vez que están en los corrales de la plaza y en presencia de autoridades, veterinarios, presidente, empresa y mayoral, se le hace un reconocimiento exhaustivo. Tras el mismo, al toro que le ven el más mínimo defecto lo devuelven para la ganadería. Al día siguiente por la mañana se vuelven a reunir esas mismas personas para hacer un segundo reconocimiento. Pasados estos exámenes le puedo decir que el toro sale a la plaza con todas sus facultades físicas.

Dice usted que en lo riñones le echan sacos de arena para quitarle fuerza. Pues bien, esto no es así. Si un toro sale con mucho polvo en su piel es porque los suelos de los chiqueros y corrales son de piedra y el animal cuando está en los corrales se revuelca y se recuesta. También dice usted que si le golpean en los testículos, que les dan laxantes en las pezuñas, que les ponen unas sustancias que pican mucho en los ojos para que no vean bien y que los afeitan. Señora, perdóneme pero usted no tiene ni idea de lo que ha dicho y si alguien le ha contado esos cuentos, le han engañado. ¿En qué cabeza humana cabe que un torero se ponga delante de un toro bravo que esté en esas condiciones?

El toro tiene que tener una visión limpia para seguir lo engaños (el capote y la muleta) hasta el final del recorrido de los brazos. Laxante en las pezuñas ¿para qué?, ¿para que anden en lugar de embestir? Golpes en los testículos ¿para qué?, ¿Para cabrearlo?

Señora, que no le cuenten más cuentos, al toro no se le toca ni para regañarle, es un animal muy bonito y se cría para el hombre que sea capaz de torearlo. Con todo esto quiero decir que el toro viene virgen a la plaza y garantes de ello son todas las personas que antes he mencionado. Yo respeto su opinión si a usted no le gusta la fiesta. Me gustaría que ustedes respetaran la opinión de las personas a las que sí nos gusta.

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