A ras de la vida

Este es un artículo que prometo recordarlo una vez al año, como si fuera un abuelo pesado que te repite la misma historia una y otra vez

28 de noviembre 2023 - 00:15

Este es un artículo que prometo recordarlo una vez al año, como si fuera un abuelo pesado que te repite la misma historia una y otra vez. Y temo que sea siempre igual, porque escribir sobre la gente de esta ciudad que vive a ras de la vida es un atraso, es ponerse de mala hostia cuando te dicen que el mundo progresa y, viendo lo que ves, sabes que vivir a ras de la vida es un penoso conservante de la nuestra sociedad.

Cierto es que la Almería de un período fue sucia, cutre y hambrienta, incluso en una época en la que los ricos parraleros eran los amos de Almería, cuando la uva del barco pasaba por nuestras calles polvorientas y malolientes sin dejar a su paso nada mas que las huellas que levantaban los carros que la transportaban hasta el Puerto de Almería. Hay en esta ciudad una pobreza, como en todas, huéspedes de las aceras, supermercados o bancos, que forman parte del paisaje urbano, compartiendo la noche y día con la ciudad. Son los sintecho, los mismos de ayer y los mismos de mañana.

Pero hoy no quiero agobiarte con esos pedigüeños herrumbrosos sentados en las calles céntricas de Almería, como los que veíamos de niños en la puerta de las iglesias, anclados a su destino y soledad, pendientes de una moneda, que a algunos provocaba piedad y a otros aprensión. Te hablo de esos otros seres vulnerables que no vas a encontrar, que no ves, en las aceras; de esos que un tiempo fueron una carne con sueños y una vida con historia real y ahora son los proletarios que rellenan el espectáculo del paro, a ras de la vida, víctimas de los residuos que la enfermedad, los desahucios, el desempleo y los bajos salarios ha dejado en su piel. Te hablo de esos que, sin ser mendigos, son pobres. Te hablo de esos a los que la pobreza parece seguir siendo el destino familiar, la única herencia que muchos padres pueden legar a sus hijos, una realidad que no nos es ajena porque Almería, aunque sea la provincia que más ha crecido en los últimos cuarenta años y de la que más ricos tenga, es también una de las provincias con la rentas más bajas de España.

Quizás tengas tan a ras la mirada de tanto ver las penurias extremas de esas personas que no llegan a fin de mes, que no sepas que ahí es donde el ser humano se retrata, tanto el que tiene una responsabilidad social o política, como el de a pie, y es de tal magnitud nuestra responsabilidad que debería escocernos, como una herida abierta, infectada por tu indiferencia o por tu culpa. Quizás dentro de doscientos años algún historiador local escriba una historia sobre esta ciudad que luego será una lección para los escolares de entonces, y éstos creerán que todos en esta ciudad, hace doscientos años, fueron felices.

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