
Equipo Alfredo
¡Qué bonito es el amor!
En las conversaciones de tertulia, o las que tenemos en otros momentos, muchas veces, creemos tener razón, pero cuando esta se expresa con agresividad o malos modos queda automáticamente anulada. Las razones no son solamente ideas o principios, por muy filosóficos que sean, sino que deben ir acompañadas de sentimientos agradables hacia las personas con las que hablamos. La suavidad, la leve sonrisa, el buen tono, son típicas de la asertividad, contrarias a la agresividad. Con esta se acentúa o se pretende forzar y casi amenazar, más que convencer. Los gritos nunca acompañan a la razón, son enemigos contrastados de ella. Una sonrisa vale más que cien palabras. Un intelectual frustrado no atiende a razones ni acepta las de los demás interlocutores. La verdad y la razón residen en la llamada “calma chicha”. (Esta situación, caracterizada por un calor sofocante y la falta de viento, puede convertirse en un verdadero enigma en alta mar), no en “aguas turbulentas”. Habrá una sociedad mejor cuando cada persona sea mejor, valore que en la vida sentir con el corazón es más importante que pensar con la cabeza.
También te puede interesar
Equipo Alfredo
¡Qué bonito es el amor!
Paseo Abajo
Juan Torrijos
Concentración en gádor
Metafóricamente hablando
Antonia Amate
El amargo don de la apariencia
Comunicación (Im)pertinente
La silla de Pedro en el vaticano
Lo último