En tránsito
Eduardo Jordá
Mon petit amour
Sinceramente creía que ya no hacía falta, o que en todo caso, no tocaba referir el tema siendo 4D en vez de 28F, pero es evidente que me equivoqué. El sábado día 2 de diciembre, Moreno publicaba una viñeta en Diario de Almería, en la que usando la reseña “DÍA DE LA BANDERA: EL ALUMNADO ALMERIENSE ‘CONOCE’ EL PROCESO AUTONÓMICO ANDALUZ” ironizaba -el entrecomillado de “conoce” es significativo- con el delegado de Educación de la Junta de Andalucía, Francisco Alonso, explicando a los escolares que “aunque los almerienses dijeron ‘no’ los políticos dijeron ‘sí’”.
Los viñetistas no hacen otra cosa distinta a los columnistas de opinión, es decir, analizan los hechos, los interpretan, y exponen su criterio, que a unos gustará más que a otros, pero todo parte del mismo punto: los hechos. Es por eso que me animo a responder al gran Moreno como he tenido que hacerlo en otras ocasiones a otras personas, unas veces periodistas, otras políticos o aspirantes a ello, y otras sencillamente tuiteros o facebookeros.
Como supongo que Moreno se refiere al referendum autonómico del 28F, quiero recordar solo una serie de hechos que contradicen aquellos sobre los que se basa su interpretación. Si los hechos no son reales, la opinión es infundada. El 28F los almerienses que votaron SÍ, fueron casi 120.000, y los que optaron por el NO, unos 11.000. Por tanto, es absolutamente falso que los almerienses dijesen NO. Hubo diez veces más síes que noes. Además, para llegar a ese referendum, se establecieron una serie de requisitos, siendo el principal a estos efectos, que los solicitase un porcentaje determinado de ayuntamientos, que a su vez representasen a un porcentaje mínimo concreto de población. En Almería casi el 100% de los consistorios lo secundó, rebasando ampliamente la exigencia legal. A pesar de ello, es cierto que en Almería no se ganó el referendum autonómico, y por tanto, y según las condiciones pactadas entre el PSOE y la UCD básicamente, Andalucía se quedaba sin autonomía como nacionalidad histórica. Insisto: Andalucía entera se quedaba sin autonomía, no Almería, toda Andalucía.
La ley acordada por estos partidos en Madrid, pero contestada en Andalucía (Rafael Escuredo y Manuel Clavero, por nombrar solo uno a cada lado), obligaba a que los síes fuesen más de la mitad del censo electoral, y eso en una provincia carcomida por la emigración entre otros factores, lo ponía muy difícil... pero ese no es el tema ahora. El caso es que los almerienses dijeron SÍ, pero la norma de los políticos daba a entender que habían dicho NO. Es por eso que luego hubo que desbloquear esa situación endiablada, en la que los andaluces (incluidos los almerienses) habían decidido una cosa, pero el resultado oficial era el contrario. Había que adecuar la realidad social, lo votado por los almerienses pero que afectaba a la totalidad de Andalucía, a la una nueva realidad jurídica. Es por eso que los políticos, elegidos por los almerienses y por tanto, sus legítimos representantes, a derecha e izquierda, pactaron salir de aquel atolladero en el que ellos mismos nos metieron.
En resumen, justo lo contrario de lo expresado en la viñeta: los almerienses dijeron sí, y los políticos se vieron obligados a cambiar la ley para respectar la voluntad mayoritaria.
Pero como también existe el bulo de que Almería además de decir NO, a lo que contestó fue a no formar parte de Andalucía, pues también hay que ir a los hechos. La pregunta fue si queríamos acceder a la autonomía por el artículo 151 de la Constitución, y no otra cosa. Se daba por sentado que Almería es andaluza por cuanto se preguntaba en las ocho provincias, y nunca, nadie, tuvo la menor duda de que era oportuno preguntar en esta tierra como en en Huelva o en Sevilla, por poner dos ejemplos. Es más, quienes se las dan de muy almerienses y mucho almerienses, deberían reflexionar sobre si lo que querían para esta provincia era ser una rémora, y que mientras el resto de Andalucía accedía a una autonomía plena como nacionalidad histórica, Almería quedara en una especie de tierra de nadie porque los políticos no tenían prevista esa coyuntura. En todo caso, retrasada respecto al resto de Andalucía, o incluso peor, una comunidad uniprovincial del artículo 143, y por tanto realmente sin un nivel autonómico como el que ahora tienen todas, pero que en aquellos momentos solo se contemplaba para vascos, catalanes, gallegos... y andaluces si ganábamos. Vamos, que Almería no sería como Murcia es ahora desde el punto de vista autonómico, pero es que Murcia tampoco sería como es ahora. El respaldo masivo a los partidos que habían propiciado el SÍ también se produjo en Almería, como lo demuestra la presencia de andalucistas en bastantes ayuntamientos, el de la capital en aquellas fechas por ejemplo, o del propio PSOE, o del PCE. Llegados a esta punto, hablemos de las abstenciones, porque fueron los políticos quienes decidieron que éstas tuviesen el mismo valor que los noes, de tal modo que el resultado final es justo el contrario al de la viñeta: los almerienses dijeron SÍ, pero los políticos se las apañaban para que pareciese un NO. Y todavía andamos en esas... así que sí, es imprescindible que los escolares conozcan la historia del proceso autonómico.
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