Media Argentina está indignada por el atentado contra Cristina Fernández, y la otra media está convencida de que ha sido un montaje. Para que luego nos digan que España es un país dividido. En todas partes cuecen habas y en todas se montan quilombo. Utilizamos quilombo porque es un término que nos ha llegado de Argentina para denominar un -DLE dixit-: lío, barullo, gresca, desorden. Aunque según los expertos es palabra de origen africano: cuando se "importaban" esclavos negros a toda América, quilombo era el lugar donde juntaban a los esclavos para su "comercialización". El caso que ya la usamos también bastante en España, para referirnos casi siempre a broncas. Por no seguir especulando sobre el follaero (palabra más clásica) que se está montando en Argentina, hemos preferido dedicarnos a recordar palabras originadas en la América hispana. La primera, según se ha recordado con motivo del Quinto centenario de la Gramática de Nebrija, fue "canoa", procedente del taíno caribeño, de cual proceden también barbacoa, colibrí, hamaca, huracán, tabaco, boniato, enagua o tiburón. Los alimentos americanos desconocidos en el Viejo Mundo nos trajeron muchas palabras, hoy de uso común, y no sólo en español: tomate, chocolate, chile, aguacate o cacahuete (del náhuatl de México, del que también nos llegaron coyote, mapache o canica) o papa, camote y ají del quechua, idioma andino del cual también usamos: carpa, cancha, llama, puma o cóndor. Después de esta exhibición de erudición copiada, queremos referirnos a palabras bastante más recientes, como la colombiana "vaina" que, si bien aquí ya existía como funda de algo (espadas, legumbres) ahora tiene el sentido de contrariedad o coñazo: ¡Mi abuela, ¡qué vaina!, cantaban Wilfred y la Ganga. Y Carlos Vives, en su canción La Gota Fría utiliza la expresión "Pa' que se acabe la vaina", que procede del escritor William Ospina, que critica el mamoneo (la vaina) de la política de su país. En nuestra juventud se incorporó al habla diaria "vacilar", con significado distinto al que tenía aquí. En España, vacilar era dudar, mientras que en el Caribe era gozar, divertirse. Y de ahí lo de ¡qué rico vacilón! Tomatito ha compuesto un tema flamenco llamado La Vacilona, que suele interpretar junto a Michel Camilo. Y que conste que no queríamos vacilar con nuestros escasos lectores. Dicho sea en el otro sentido, como cuando se decía: "No me vaciles", o sea no me tomes el pelo.

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