La Rambla
Julio Gonzálvez
Paz y felicidad
Hoy día parece que en algunos sitios hay que ser sobrino, o “”sobrinita”, de algún preboste para poder ocupar un puesto de importancia. No hay que saber mucho, sino agradar al protector. Lo malo es que según la importancia del “Tito” se van ocupando puestos, de tal forma que el funcionario técnico, que sabe de qué va la cosa, escasea en los escalones de decisión, o en todo caso está influenciado por las normas no escritas de la casa. Explica los errores que a veces se detectan en los organismos afectados por esta parentela. El que un técnico, o funcionario, diga que acepta a una pretendiente a un puesto de trabajo, por ser sobrinita de tal cual, indica que las normas escritas sobre selección están para eso, para estar escritas, siendo la voluntad, y el amparo, del gran protector la norma superior que dirige toda la organización. No se discute la contrariedad de la norma, los supervisores no observan, ni intervienen, ni actúan según reglamento, sino que dejan pasar las cosas porque sí, siendo el clientelismo, la voz de su amo, lo único que dicta las volubles decisiones de todos los días. ¿Qué hacen los funcionarios encargados de hacer cumplir el reglamento interno? ¿quien paraliza sus informes y denuncias? ésta es la gran pregunta. Un Sistema púbico en el que sean los funcionarios independientes, libres del sometimiento de la decisión política de turno, cuando los puestos de dirección sean ocupados según méritos y antigüedad, dependiendo todos de las funciones atribuidas a cada puesto de trabajo, según reglamento y ordenanzas, funcionará con eficacia, justicia e independencia. Un ejemplo lo constituye el sistema administrativo italiano, en el cual a pesar de las interminables crisis políticas, etapas sin gobierno, el engranaje administrativo sigue funcionando, y el país creciendo económicamente, siendo los políticos dirigentes, en la cúspide reservada a ellos, los que indican el sentido y orientación del funcionamiento de la Instituciones, pero dejando las manos de su ejecución en los funcionarios, técnicos especialistas en la materia, que aplican las órdenes, pero siempre atendiendo el cumplimiento de las funciones que tienen atribuidas, sin extralimitarse, supervisando responsabilidades, denunciando excesos e ilegalidades, siendo el sistema judicial, e inspector, el garante de la independencia profesional. Un funcionariado independiente, técnico, y profesional, seleccionado según mérito y capacidad, ajeno a ideologías propias, parentesco, amiguismo o relación escabrosa, garantiza el buen funcionamiento de la administración pública.
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