La sonrisa de Puigdemont

Esta sería la investidura de los cien mil millones, si se trata al resto de comunidades como a Cataluña

La sonrisa de Puigdemont sobrevuela amnistías, transferencias, mediadores o dineros; el precio de la investidura de Pedro Sánchez. Por encima de los acuerdos, por onerosos que sean, resulta insufrible contemplar que un sujeto que ha denigrado durante seis años a la democracia española no sólo se va de rositas, sino que nos ríe victorioso a la cara. Después está todo lo demás, que no es poco. Una amnistía que según parece afecta a 1.432 personas contadas, que han sido investigadas o condenadas en procesos penales y causas administrativas o contables. Aunque los ultranacionalistas de Ómnium cultural cifraban en 4.400 los represaliados del procés, víctimas del conflicto.

Todo embrollo es susceptible de enmarañarse. La amnistía podría incluir los delitos cometidos hasta su presentación en el Congreso, lo que supone indulgencia por adelantado. Todavía ayer la Audiencia Nacional ha abierto juicio por terrorismo contra 12 miembros de los Comités de Defensa de la República, acusados de sabotajes y acciones violentas en 2019. Son aquellos CDR a los que el presidente Torra animaba a que apretasen. Junts ha intentado incluir la prevaricación de Laura Borrás al frente del Instituto de las Letras Catalanas en las medidas de gracia. Y también a los 21 implicados en el caso Volhov en el que se ha investigado la conexión rusa de altos cargos de la Generalitat con representantes del régimen de Putin, que habría servido también para organizar altercados del grupo Tsunami democrático.

A esto sigue la cancelación multimillonaria de la deuda autonómica. Los sediciosos catalanes de 2017 van a pasar de condenados a condonados. De ser cierto que se tratará al resto de comunidades con el mismo criterio, esta sería la investidura de los cien mil millones. Haciendo arqueo, los 15.000 millones de deuda perdonados a Cataluña más los intereses han sido oportunamente replicados por el presidente andaluz con una cantidad equivalente por población: 17.800 millones. Eso sin contar los 15.000 millones que ha perdido Andalucía con el actual sistema de financiación regional. Si se multiplica por todos los habitantes del país, sale un número de seis cifras.

Ayer, en los pasillos del Parlamento Europeo en Bruselas, rodeado de periodistas ávidos de conocer si había dado ya su plácet al acuerdo de investidura, un Puigdemont feliz, encantado de haberse conocido, sonreía enfundado en su abrigo negro. Ya ha ganado. Punto, juego, set y partido para el ultranacionalismo catalán.

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