El sueño español

El sueño español es el individualismo separatista del espacio de confort y no el del espacio público común

08 de febrero 2022 - 01:25

En repetidas ocasiones hemos sido testigos de lo que significa el sueño americano y hasta hemos visto ejemplos en el cine. En Estados Unidos sin duda apuestan por la creatividad: por crear una empresa de la nada y hacerla productiva, o por ser un gran profesional. El sentido que tiene esto es la libertad: ser tu propio jefe, construir un nuevo presente donde se colonice el futuro. No por casualidad USA es una tierra de colonos, que llegaron de diferentes partes de Europa con el claro fin de mejorar sus vidas. La asociación de ideas para este esbozo antropológico es simple: colonizar y construir, abrir un nuevo horizonte. Por otro lado eso es lo que les da una identidad común, la del norteamericano que tiene la bandera de su país en el jardín. No obstante ¿cuál es el sueño español? Nuestro país, que significa tierra de conejos cuando se llamaba Hispania, tiene una historia un tanto distinta. Es la suma del mestizaje y del territorialismo, de los separatismos que vienen desde la época de los Reyes Católicos. A diferencia de los norteamericanos no tenemos una identidad común o no hemos sabido mantenerla cuando la tuvimos durante el Imperio Español. Al contrario tenemos diferentes identidades. Tal vez por eso el sueño español no sea crear algo de la nada, emanciparse de la realidad, o ser tu propio jefe; quizás por eso el sueño español no sea ejercer el derecho, basado en la libertad, de crear un nuevo horizonte. Al contrario el sueño español significa mantener el territorialismo. Desde el punto de vista antropológico esto puede verse a nivel personal también. La ilusión de cualquiera de nosotros es ser funcionario y no autónomo (colonizador). Con esto no cuestiono tal condición profesional -no me mal interpreten-, sino que la uso de ejemplo para exponer como no se persigue la autonomía del trabajo sino la situación más llena de confort para cada uno, de donde surge un individualismo separatista. Eso no implica que todos funcionarios sean así, en absoluto, sino que la actitud laboral del español aspira a dicho separatismo. Los españoles aspiramos a crear espacios diferenciados entre nosotros y nos alejamos de los espacios comunes o creativos. Por eso no tenemos una identidad común, no nos ponemos de acuerdo en nada y no luchamos por un espacio público que beneficie a todos. Solo nos preocupa nuestra zona de confort, nuestro territorio personal.

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