Tiempo de destrucción

Antes de nada, debo decir que es muy importante el título que el autor elija para su obra. Las hay muy buenas y de mucho éxito con títulos muy malos. Por ejemplo, Las cuatro bodas de Manolita, de Almudena Grandes, título feo y vulgar al lado del de su primera novela, Las edades de Lulú, que es bastante sugerente. Este que encabeza mi artículo es de Martín-Santos y parece muy adecuado para el momento que vivimos en la política nacional.

En efecto, el informe de la UCO sobre las comisiones que cobraba Santos Cerdán dentro de la trama Koldo-Ábalos ha conmocionado al PSOE. Lo ha dejado en shock, se dice. La importancia informativa del episodio ha relegado a la sombra la imputación del fiscal general del Estado de hace apenas unos días y las sospechas de ofensiva judicial de la derecha contra el Gobierno. Este es tiempo de destrucción de los socialistas. Yo no lo veo así. Atiendan: Primero, que elucubren cuanto quieran los tertulianos televisivos, pero esto, con ser grave, pues se trata del número 3 del partido, no es nada comparado con los papeles de Bárcenas. Aquí no hay un desconocido M-punto-Rajoy que haya tomado en mano sobres con dinero negro. La honestidad del presidente del Gobierno no está en duda.

Segundo, ¿se acuerdan de la teoría de las ranas de Esperanza Aguirre? Aplíquese ahora. Con ser grave, está clarísimo que esto de ahora es cosa de las ranas Ábalos-Koldo-Cerdá a espaldas del resto del partido y, por supuesto, de Pedro Sánchez. Lo de “in vigilando” es una estupidez: ni el presidente ni el partido están para vigilar la vida privada de su gente. Es la gente la que tiene que vigilarse a sí misma. Y está claro: el que la haga que la pague. Tercero, el dinero corrompe al más pintado. Es el anticristo anunciado en el Apocalipsis. Nadie está libre de la tentación cuando tiene poder para administrar cantidades tan ingentes de dinero público, que pasan por delante de sus narices, y ve cómo otros se enriquecen de la noche a la mañana como cualquier ciudadano particular de la Comunidad de Madrid. Esto no los justifica nunca, pero quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Conclusión, que es tiempo de destrucción… momentáneamente. El partido nada tiene que ver en esto. Los corruptos han usado su poder y su posición política abusando de la confianza que el gobierno y su presidente depositaron en ellos. Así que elecciones, cuando toquen. Reconstrucción.