Trump y los “ismos”

24 de enero 2025 - 03:07

La toma de posesión del presidente norteamericano Donald Trump es buena muestra de distintos “ismos”: el coyunturalismo, el oportunismo, el relativismo y, también, el nefasto “frentismo”. Una primera consideración no debiera obviarse: el nuevo presidente, en su segundo mandato, cuenta con un respaldo electoral mayoritario, cuestión que fundamenta la legitimidad democrática de su nombramiento. Si bien a la democracia afectan algunas disfunciones: una es la de quedar reducida a votaciones periódicas, tras campañas electorales, y otra la de atribuirle entidad, incluso validez, según beneficien o no los resultados del escrutinio. Siempre que, claro está, los procesos electorales no resulten alterados. En definitiva, partidarios y detractores, nacionales e internacionales, del presidente Trump no deben apartarse de la naturaleza y de los atributos de un régimen democrático. De forma que, en este caso, son del todo convenientes los usos y maneras diplomáticos y para nada convienen alineamientos “frentistas” que acrecienten, con radicalidad, la por otra parte legítima discrepancia. El relativismo es también notorio en la elección presidencial, toda vez que los grandes magnates tecnológicos, además de competir por el lanzamiento de cohetes al espacio y las excursiones siderales, se han acercado a quien antes cuestionaban, incluso para asumir responsabilidades de gobierno. Por eso, además de posibles cambios geopolíticos, que afectan tanto a las orientaciones ideológicas como a los países y continentes -ay, Europa-, en función de estrategias económicas, comerciales y de defensa, el poder tecnológico se afirma y establece alianzas con el poder político en una superpotencia mundial. El relativismo, así, considera el valor de la coyuntura y la ocasión de la oportunidad. Otra clave que no debe olvidarse, finalmente, es la utilización instrumental de prerrogativas gubernamentales a beneficio personal: hasta horas antes de su relevo, el presidente Joe Biden, aunque los firmara sin rotulador de punta gruesa, otorgó “indultos preventivos” a familiares muy directos y a personas cercanas en el ejercicio político. Del mismo modo que Donal Trump ha resuelto eximir de culpas a los ocupantes del Capitolio tras las anteriores elecciones que perdió. En fin, como Dios es invocado en el juramento presidencial norteamericano, que alumbre el entendimiento del presidente dado a firmar con rotuladores grandes y disipe el apocalíptico panorama que anuncian sus detractores.

stats