Apocalipsis con figuras

Resistiendo

06 de febrero 2025 - 03:09

Ceán Bermúdez, importante ilustrado español del círculo de Jovellanos y Goya, historiador y coleccionista, que había sido responsable del Archivo de Indias en Sevilla desde 1791, dejó escrito en el inventario de su gran colección de grabados lo siguiente: “Las estampas que poseo son muy apreciables… y muy buscadas. Las compré en Sevilla, emporio en otro tiempo, cuando florecían allí las artes con el impulso del comercio con América, y con el tráfico de alemanes y flamencos que traían las estampas grabadas en sus países para estudio de nuestros profesores. No dejé de visitar las almonedas de artistas que se morían y conseguí juntar muchas, que probablemente contribuyeron a perfeccionar el arte de Pacheco, Velázquez, Roelas, Zurbarán, Alonso Cano, Murillo y demás profesores sevillanos”. De todas las estampas que circulaban por los talleres artísticos de la Sevilla del Barroco las más valoradas eran las de Alberto Durero, el gran alemán. Sus xilografías y entalladuras fueron una auténtica escuela de estética e iconografía para nuestros artistas, que en muchos casos reproducían casi literalmente, en pintura y escultura, sus composiciones. De todas las estampas de Durero quizá fue el conjunto de quince xilografías “Apocalipsis con figuras”, grabadas entre 1496-1498, las que tuvieron un mayor éxito y difusión, a gran velocidad, desde que vieron la luz a finales del siglo XV. Fue la primera serie grabada del artista de Núremberg, que le dio justa fama de inmediato por toda Europa, hasta el punto de tener que hacer, él mismo, otra tirada en 1511. Los grabados del Apocalipsis de Durero son el glorioso final de la estética figurativa gótica en las artes plásticas europeas, pero al mismo tiempo se nutren de los vientos renacentistas de la Italia de su época. Representan el final de una visión medieval del mundo, que calculaba la llegada del fin de los tiempos –y del día del Juicio- en 1500, y abren una era nueva en lo artístico; tal es su capacidad de invención, su fuerza y gracia de dibujo, su radiante expresividad y la inmensidad de sus composiciones pese a lo reducido del tamaño por ser estampas de unos cuarenta centímetros. Son, qué duda cabe, uno de los grandes hitos de la gráfica de todos los tiempos. Y pensando en la Virgen del Saliente, que es una transcripción casi literal a escultura del grabado sobre el capítulo doce, no cabe duda de que en el taller de Pedro Roldán, lugar en el que probablemente fue tallada, figuraba un ejemplar del Apocalipsis con figuras.

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