Sporting de Gijón | UD Almería I Contracrónica

Cara a la pared y con orejas de burro

  • Vergonzoso partido, por llamarlo partido, de un Almería descentrado, mal colocado, inconsistente y necesitado de una buena bronca

  • Por no poner, no puso ni amor propio cuando el Sporting jugaba a base de ‘olés’

Corpas se lamenta.

Corpas se lamenta.

El burreo es un término muy futbolístico. Se usa cuando un equipo pasa por encima de otro, se gusta con el balón y hasta se permite el lujo de humillar a base de goles y buenas jugadas a su rival. Vamos, lo que hizo ayer el Sporting con el Almería [creemos que es el Almería el equipo ése de verde que jugó ayer en El Molinón].

La referencia del titular a los equinos va por otros derroteros. Aunque hay quien lo quiera usar como un insulto, pocos animales habrá tan añorables como éste que por desgracia sólo vemos en los belenes en Navidad. Por supuesto, en esta crónica no se usa con esa intención, sino recordando a las escuelas de hace unos años, cuando se castigaba a los alumnos despistados con un gorro con orejas de burro y de cara a la pared. Eran otros tiempos, está claro, hoy en la sociedad de lo políticamente correcto esto parece una aberración, pero en aquel momento este castigo cumplía su función y nadie quedó traumatizado de por vida. Más bien, los escolares se daban cuenta de que habían cogido el camino inadecuado y lo correcto era prestarle al profesor la atención que requería y rectificar los malos modales.

No son los jugadores almerienses precisamente escolares con los sueldos que perciben, pero sí que necesitan que en el entrenamiento que mañana haga el equipo de Pedro Emanuel reparta orejas de burro en vez de petos de titulares y suplentes. Se los ganaron por su inactitud en El Molinón. Más bien, la plantilla parece el catedrático universitario que termina por dormirse en los laureles ante la falta de exigencia educativa que impera en los estudios superiores. Los buenos partidos iniciales de los rojiblancos le llevaron a conseguir el cum laude, pero tanto halago se le ha subido a la cabeza y el Almería ha demostrado en los últimos partidos que sin intensidad, es un equipo del montón. Vamos, más o menos como el Almería de Sergi que tuvo arrancada de caballo y parada de burro. Pues eso, de burro.

Nueve goles en contra. Llevaba la UDA cinco hasta que llegó a Gijón y emborronó todo su trabajo previo

El partido fue un auténtico despropósito para los de Pedro Emanuel. El noventa por ciento de los minutos merecen el calificativo de vergonzoso, por la facilidad con la que se permitió jugar al Sporting, y el otro diez por ciento responden al ramalazo de euforia que siempre prosiguen a un gol. Pero lo mínimo que se le exige a un equipo profesional no lo puso el equipo que ayer estrenó la equipación verde. Ni que decir tiene que un equipo que opta al ascenso y que tiene uno de las plantillas más poderosas en lo económico no puede dar una imagen tan patética.

Se pueden buscar excusas y culpables, ayer se encuentraron a mogollones. Desde unas rotaciones que desconcertaron a un equipo que ya venían dando síntomas de agotamiento creativo, a una inexistente actitud que hizo de la defensa el muñeco del pim pam pum. Sólo así se puede explicar que el hasta ahora Kaiser Owona pareciera ayer un central de Regional Preferente, aunque en esta categoría siempre se hay una dosis extra de testiculina que ni por asombro pone ahora el Almería. Demasiado pronto para despistarse.

Gaspar, frenado en la banda. Gaspar, frenado en la banda.

Gaspar, frenado en la banda.

El Sporting es un equipo de Segunda sin más, que nadie vaya a pensarse que es el Brasil del 70, aunque Álvaro, Aitor, Manu, Nacho y Carmona parecieran Gerson, Tostao, Rivelino, Jairzinho y Pelé. Normal, cuando enfrente no hay oposición, todos se gustan con el balón. Así fueron cayendo los goles: de cabeza, con el pie, de jugada, de estrategia... Todo sentenciado en la primera parte. Ni el tanto de Petrovic sirvió para creer. El serbio también se aprovechó de los errores defensivos locales, lo que demuestra que si el Almería hubiera tenido una mínima concentración, otro gallo hubiera cantado. Qué va, cuando ni se quiere ni se puede, las cosas no salen bien.

El equipo se queda en Gijón para viajar a La Coruña para jugar el domingo (18:30)

En la segunda parte, con la misma anarquía e inexplicable relajación de la primera, el Almería corrió algo más, sin ilusión ni ideas, para poner el 4-2 y dejar una falsa sensación de que lo intentó hasta el final. No fue así y malo sería pensarlo. Como el fútbol vive de tópicos, que no sirvieron después de la derrota ante el Cádiz, habrá que confiar que este sonrojante partido sirva para que Pedro Emanuel hazle la voz en el vestuario y los chavales cojan bien los apuntes.

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