UD Almería I CD Lugo I La crónica

Una dolorosa china en el zapato del Almería (3-3)

  • Nuevo tropiezo del Almería en un partido en el que no supo jugar con superioridad en el marcador

  • Fueron tres los disparos del Lugo con tres goles, es cierto, pero un equipo que se adelanta hasta por tres veces, no puede dejar con vida a su rival

  • Rubi: "Hay que aguantar este momento de poca estrella"

Tensión en los últimos minutos de partido.

Tensión en los últimos minutos de partido. / Javier Alonso

Aplausos en los prolegómenos del encuentro a Sadiq por el galardón que le designaba como mejor jugador del mes de febrero de la categoría. La gente tenía ganas de animar, ganas de volver a vibrar con el equipo como había hecho en dicho mes. El tropiezo en Zaragoza había escocido, pero picaba menos al ver que los rivales directos no habían terminado de aprovecharse.

“La batalla va a ser terrible” decía en rueda de prensa Rubi, en referencia a la lucha con los primeros clasificados y también, por partidos ante rivales como el Lugo. Tenía el Almería un hueso duro de roer, un equipo clásico de Segunda, de los que te exigen máxima paciencia para meterle mano. El míster había escondido sus cartas de cara al choque y finalmente hizo debutar en el centro de la defensa al recién incorporado Ely.

El choque comenzó como había soñado el míster rojiblanco. Control, buenos movimientos y el primer golpe antes del primer cuarto de hora. Los rojiblancos no se habían quedado pegados en la tela de araña lucense, sino que estaban siendo capaces de descoserla. Para ello, mucha movilidad entre líneas y el balón corriendo más que los jugadores. Hasta que Sadiq tocó su primer balón.

Fue a los 12 minutos, con un balón puesto al corazón del área, donde un delantero goleador debe de estar. Ahí estaba el mejor jugador del mes de febrero, para controlar con el pecho y rematar sin mucha claridad ante el bosque de piernas visitantes que había en el área, pero salió justo al hueco donde no había nadie. A las mallas. 1-0. Era la misma tónica que en La Romareda, con la diferencia que esta vez el equipo sí tuvo puntería. 

Lo mejor de adelantarse en el marcador es que el Almería siguió con la marcha inicial que le había puesto al choque. Los rojiblancos recuperaban fácil y llegaban. Sin prisas, tocando bien y desbordando. Ramazani, Samú y Akieme las tuvieron, estaba la primera parte para darle la puntilla y evitar la reacción que antes o después iba a tener el cuadro gallego. De hecho, a partir de la media hora el Lugo fue llegando al ralentí a la meta de Fernando. Sin muchos argumentos futbolísticos, sólo aprovechándose de un ritmo cansino, que poco a poco iba durmiendo a los de Rubi.

El empate llega de la nada

El Mediterráneo enmudeció poco antes del descanso. Una acción fortuita, las que hacen daño, con un balón al área desde saque de banda y una volea conectada por Ricard desde fuera del área, ponía el 1-1 en el luminoso. De la nada llegaba un empate que por méritos de ambos equipos no parecía justo, aunque el partido que el míster esperaba era justamente éste.

Por eso la segunda parte iba a resultar peligrosa. El Lugo tenía el guión del partido que quería, nervios en la tabla y con la posibilidad de aprovecharse de la ansiedad rojiblanca. Calma, había 45 minutos para lograr nuevamente ventaja en el marcador. De hecho, los inicios de la segundas partes suelen ser mejores que las primeras. Lo fue, lo volvió a ser.

Sadiq observa cómo su remate supone el 2-1. Sadiq observa cómo su remate supone el 2-1.

Sadiq observa cómo su remate supone el 2-1. / Javier Alonso

Toque, toque y toque. Vertical, no el horizontal del final de la primera parte que permitía al Lugo salir de atrás. De banda a banda, nuevamente balón a los pies de Portillo, que pone un caramelo al segundo palo. ¿Y quién aparece? El que por desgracia no estará en Tenerife, el goleador de Kaduna. Sadiq y 2-1. Jugada de manual, con un desmarque fenomenal que a vista de VAR, resultaba hasta más bonito.

Lo que nadie esperaba

Ahí enloqueció el partido. Golazo para empatar, respuesta del Almería para poner el 3-2 y Carrillo empataba nuevamente a falta de diez minutos. El Lugo había aprovechado unos pocos minutos en los que los de Rubi bajaban las pulsaciones y Clavería se sacaba un latigazo imparable. Pero los de Rubi volvían a subirse a caballo ipso facto y en otra jugada eléctrica, con ayuda del propio Clavería al intentar despejar, un disparo de Akieme terminaba entrado. Quince minutos por delante, el Mediterráneo que sabía que iba a sufrir, pero no se esperaba que cinco después, Carrillo conectara el cabezazo del 3-3.

Ahora sí que la ansiedad se comía al Almería. Ya era buscar la épica para evitar un nuevo tropiezo. El Lugo se le había cruzado en el camino a los de Rubi en la primera vuelta y en esta segunda. Decepción para los rojiblancos, el palo era importante en un partido difícilmente explicable. Frenazo a las aspiraciones y el próximo partido, visita a Tenerife.

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