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Por favor, que eliminen pronto a Nigeria

  • El Almería se dispara en el pie al perder ante un rival directo tras desperdiciar dos penaltis y un mano a mano

  • La dependencia de Sadiq es absoluta, cada baja del ariete es una tortura táctica y moral para el equipo

  • La crónica

Villar se tira de la camiseta tras fallar el segundo penalti. Ver para creer.

Villar se tira de la camiseta tras fallar el segundo penalti. Ver para creer. / Javier Alonso

El autocar del Almería volvía a ser recibido por centenares de aficionados en las puertas del Estadio de los Juegos Mediterráneos, los jugadores volvían a sentir su calor desde que saltaron a calentar, el árbitro y los rivales volvían a notar la presión de un público que iba a hacer lo posible para que los tres puntos se quedaran sí o sí en casa.

Eso de cerrar la jornada le permitía a los rojiblancos volver a saborear el amargo regusto de la presión. Y al Girona también, aunque los marcadores en este caso habían sido más propicios para ellos que para el Almería. Las victorias de Eibar y Valladolid cargaban de importancia el encuentro, los de Rubi tenían clarísimo que éste era una de las finales que tienen por delante en el complicado calendario por el ascenso que tienen por delante y no querían fallar.

Además, había viejas cuentas pendientes. Dos veces consecutivas se había estampado el Almería de Turki con el Girona entonces de Francisco, y este domingo querían devolverle el golpe para mantener el colchón de cuatro puntos sobre el tercero clasificado, el Valladolid, al que tiene que visitar. Noventa minutos por delante, tres bajas importantes como Sadiq, Samú y Ramazani, ésta inesperada, y rival que es fiel reflejo táctico del esquema de juego de Rubi.

Sousa, en el momento de fallar el mano a mano. Sousa, en el momento de fallar el mano a mano.

Sousa, en el momento de fallar el mano a mano. / Javier Alonso

Se notaba la intensidad en los jugadores rojiblancos. El Almería salió a presionar, a ahogar a un Girona que corría demasiado riesgo en la presión del balón y a punto estuvo de aprovecharlo el cuadro indálico. Sousa se planto solo ante Juan Carlos a los 4 minutos tras recuperación pero lanzó incomprensiblemente solo con toda la portería para él. No es de las que falla el brasileño, lo vio tan fácil que lo celebró antes de meterlo. Mejor no darle vueltas y seguir.

Así se define, como Borja García

El buen comienzo se iba a estrellar de bruces con la efectividad visitante. Estaba bien plantando y atacando con claridad el cuadro de Rubi, Portillo casi llega a un nuevo remate, pero iba a ser el Girona el que no fallara. En la primera aproximación visitante, el exrojiblanco Samu Sáiz pone un gran balón a la espalda de la defensa, mal situada para una acción que venía de un balonazo de portería, y Borja García define con calidad. La diferencia en estos partidos está en estos detalles, en no perdonar. Y al Almería le iba a costar ahora un mundo arreglar el desaguisado.

El gol fue una losa pesada como una roca. El partido se inclinó por completo para los visitantes, que casi hacen el segundo pero Buñuel apareció providencial. El Mediterráneo estaba mudo, la situación era delicada y al equipo se le veía frágil. De hecho, tuvo un par de acercamientos aparentemente peligrosos, que efectuó sin fe. Todo lo contrario pasaba en el área de Fernando, en cada llegada visitante se olía el gol. Era el momento del Girona, si el Almería salía con vida, algo habría ganado de cara a la segunda parte.

El Valladolid, tercero, vuelve a situarse a un punto y aún queda visitar el Nuevo José Zorilla

La gente se encomendaba al comienzo de la segunda parte para ver si iba a ser posible la remontada. Hasta el momento, los de Rubi siempre aceleran de marcha tras el descanso y ésta vez no le quedaba otra. Lo intentó de inicio Robertone con un disparo desde la frontal que iba camino del empate, pero evitó Juan Carlos. Lo iban a intentar los de Rubi, no había dudas, pero el equipo estaba maniatado, no sabía cómo meterle mano a su rival, que conseguía aplatanar el juego almeriense con su planteamiento. La baja de Sadiq es capital, sus desmarques, su movilidad, su anarquía es algo que necesita como el agua este equipo.

Cuando un equipo no marca ni de penalti...

Trató de remediarlo Rubi con Villar y Arnau. El equipo se expoleó, arriesgó porque no le quedaba otra. El onubense casi empata con un voleón lejano, al que volvió a responder Juan Carlos. Lo malo es que uno de los que salió fue Dyego Sousa y el poco remate que tenía el equipo, se perdió. Ahora el Almería estaba llegando por banda, pero nadie había en el área. No era el partido, una lástima la ocasión que se iba a perder, después del subidón de Tenerife venían ahora el palo y las dudas.

Sobre todo por cómo terminó todo. Dos penaltis fallados. Ni De la Hoz ni Villar en la repetición fueron capaces de marcar desde los nueve metros. Es para hacérselo mirar, la verdad. Que en un partido en el que te estás jugando medio ascenso falles dos penas máximas y un mano a mano con el portero vendido, es un síntoma grave. Lo peor no es la ventaja perdida, puesto que sigue segundo, sino que al Almería le faltan hechuras de ser uno de los dos mejores de arriba. Volverá Sadiq para el próximo encuentro, veremos a ver si es el estímulo necesario para olvidar esto pronto.

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