AGR Almeria

Las altas temperaturas retrasan la vendimia

  • La familia Ferre Martínez finaliza una recolecta con mejor rendimiento de lo esperado La única pega ha sido el poco calibre del fruto por la falta de frío

Por segundo año consecutivo, y a buen seguro que serán muchos más, la familia Martínez Ferre junto a sus vecinos del Camino de las Natías en Abrucena, ya han finalizado la recolección de la cosecha de uva de sus fincas. Una labor que han desarrollado codo con codo en un fin de semana, el pasado, que fue muy intenso y en el que lo mejor de todo fue, sin duda, la convivencia.

Además de la uva de estos vecinos abruceneros, Antonio Ferre, que cuenta con todos los útiles para realizar la elaboración del vino, tiene también otras 60 parras en Ohanes, municipio uvero por antonomasia. Pese a que el clima que ha hecho durante todo el año daba lugar a vaticinar una merma importante en la cosecha, finalmente la recolección ha sido mejor de lo que se esperaba en un principio. Aunque eso sí, pese a los golpes de frío de los que ha gozado el fruto en los primeros quince días de este mes de octubre, este último empujón no sido insuficiente para darle el calibre deseado.

"En Ohanes la recolecta ha sido mejor de los esperado. De más de cincuenta parras que tengo he obtenido unos 200 litros para vino blanco. La falta de frío ha hecho que la uva se quede algo pequeña, pero hay que reconocer que lo esperábamos peor", explica Ferre que este año ha sacado 18 cajas de su finca en el municipio alpujarreño.

Una vez realizada la recolecta, Antonio y sus vecinos, Miguel Cañabate y Juan Quirantes, portaron la mercancía hasta la finca del primero, en Abrucena, para continuar con el proceso. Primero se pasa la uva por tambores metálicos perforados que giran a gran velocidad para quitar vegetación y raspones.

A continuación se pasa al prensado, que se realiza a través de una prensa tradicional con husillo de carraca para obtener el mosto, donde hay que apretar el tornillo de la cruceta reformada hasta que no quede ni gota de líquido. Esta parte suele repetirse depositando los hollejos más de una vez hasta obtener todo el jugo. "Depositamos el mosto en recipientes de plástico, tipo vasijas. Ahí permanecen en torno a una semana, momento en el que se coge y se 'trasaja', esto es, el trasvase del líquido a otra vasija limpia dejando atrás las impurezas". En zonas de mucho calor como Almería, las altas temperaturas hacen que la uva empiece a fermentarse en campo por si sola desde el momento en que se deposita.

Ahí es cuando el vino continuará, ya sin residuos, su fermentación y, llegado este punto, apenas tardará unas pocas horas en dar el vino blanco que estos abruceneros tendrán listo este mismo fin de semana. El mimo y las buenas prácticas son parte esencial para que salga un vino inmejorable, en el caso de esta familia, un blanco, de uva tipo vermentino, muy característico por su sabor afrutado. "Tenemos nuestro secreto en la elaboración, que no podemos desvelar, pero que nos ha llevado mucho tiempo descubrir y perfeccionar para obtener un producto que gusta mucho", explica este vecino de Abrucena, quien el año pasado ganó el premio al mejor caldo en las fiestas de mayo del municipio. "El blanco no se mete en barrica, lo normal es darle un último trasiego y conservarlo en un bidón de acero inoxidable, el mejor material para que esté envasado al vacío.

En cuanto a tinto, Ferre ha hecho 300 litros, la mayor parte de Cabernet Sauvignon y una parte más residual de tempranillo.

En este caso, el vino también lo macera en bidones de plástico, pero cuando llega el momento, "dependiendo de si quieres un vino joven lo llevas también a acero inoxidable durante un año, o bien lo metes en barrica si quieres hacer un reserva".

La tardía maduración de la uva este año en la comarca del Nacimiento, no tanto en la Alpujarra, que también, ha provocado que el calibre sea menor del esperado y que los productores hayan tenido que aguantar unos días más la recolecta por no llegar el fruto a los grados de azúcar deseados, donde lo normal es unos quince grados Brix.

Sin embargo, la jornada no quedó solo en la elaborada tarea de hacer el vino, sino que aprovecharon esta jornada de convivencia para ponerse manos a la obra dirigidos por Rosa y Ramón, auténticos expertos en la elaboración de pan casero y queso de cabra. Un día en el que mayores y jóvenes disfrutaron de las costumbres con más solera que el medio rural puede ofrecer y que gracias a vecinos como estos hacen que aún siga muy vivas.

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