AGR Almeria

El campo no da tregua

  • Muchos agricultores han acabado la campaña y pasarán sus 'vacaciones' preparando el invernadero para la próxima Antonio Bonilla comenzó a limpiar su finca de Roquetas el lunes

Si hay un oficio que requiere de una gran vocación y un amor especial ese es la agricultura. Los productores almerienses ya han colgado el cartel de cerrado en sus invernaderos, pero de puertas para adentro la actividad que requiere esta profesión no da tregua ni en vacaciones.

Antonio Bonilla es un agricultor de 53 años, casi los mismos que lleva dedicados a la profesión, ya que sus raíces nacieron en el campo.

Natural de Berja, hoy día vive en Vícar y cuenta con más de dos hectáreas en producción en la barriada de Cortijos de Marín en Roquetas de mar, donde cultiva tomates desde hace ya casi tres décadas.

Solo trabajadores como él saben del gran esfuerzo y sacrificio que requiere el campo y, por ello, pese a acabar la campaña, Bonilla le explica a Diario de Almería cómo se prepara el invernadero de cara a la próxima campaña.

En su caso, la campaña acabó relativamente temprano, ya que los productores que cultivan sandía y melón estarán a pleno rendimiento hasta bien entrado agosto. Antonio terminó de recolectar su producción a primeros del mes de junio y a finales de la semana pasada comenzó con el proceso de limpieza dentro del invernadero.

El calor ya arrecia y Bonilla junto a sus tres trabajadores llegan al tajo cuando apenas ha salido el sol para ponerse en marcha, ya que las jornadas son cortas pero muy intensas. "Comenzamos con la limpieza, que es en el paso en el que nos encontramos ahora mismo y que ya casi hemos finalizado. Arrancamos todas las plantaciones a mano y las vamos apilando en hileras para luego recogerlas cómodamente", explica el productor sobre los inicios de un proceso que se puede realizar a mano o con un tractor.

Posteriormente, y para que no quede resto alguno en toda la superficie se retiran los pequeños restos de hojas secas de las plantaciones que se han podido ir posando durante el primer paso por medio de un rastrillo y se retiran por medio de una carretilla para dejar todo el campo impoluto.

Una vez todo esté listo y totalmente árido de vegetación, "se coloca un plástico muy fino a fin de desinfectar por medio de la acumulación de calor, eliminando así cualquier tipo de parásito que pueda haber en la tierra", concreta Bonilla sobre el proceso de solarización, un método natural que desbancó a la desinfección química.

"Hemos avanzado mucho con los métodos y todos los agricultores estamos cada vez más concienciados, ya que la calidad es primordial. Yo en mi caso apenas uso químico alguno, mi producción no es ecológica pero dista muy poco de ella. Los productores somos los primeros que buscamos la mayor calidad posible", subraya.

El film de plástico estará más de un mes colocado. Mientras tanto, Bonilla pondrá a punto un invernadero que, a pesar de tener 20 años, parece que fuera ayer cuando se instaló.

"Voy a aprovechar esas semanas para arreglar pequeños desperfectos que siempre se producen. En concreto, este año arreglaré la puerta y restituiré algunas de las canaletas para el riego, que siempre se pudre alguna por la humedad", comenta un agricultor que no para en todo el año, pero sí reconoce que justo en esta época de desinfección se viven un poco más "relajado".

Otros productores de la provincia aprovecharán para cambiar el plástico del invernadero, un proceso complejo en el que hay que adecuar las mallas y rejas por si está alguna rota. Una vez hecho esto, hay que engrasar el sistema de ventilación para que no existan suturas, como puede pasar en el sistema de riego, ya sea en canaletas tuberías o grifos por el uso de la campaña anterior.

Los últimos pasos del proceso de preparación del invernadero para la próxima campaña son la limpieza de los filtros de agua y goteros, el cambio de monitoreos para los insectos y la ejecución de pozas, con una distancia habitual de dos metros de separación entre ellas, para empezar a plantar.

"Esta campaña ha sido floja por los precios y, en mi caso, he tenido la mala fortuna de perder un 6% de la producción por un virus derivado de un problema en el cultivo de un vecino que me ha contagiado. He tenido mala suerte. Pese a eso, en líneas generales bien, pero el año anterior fue mejor", explica este productor virgitano, que recuerda como acabó en Roquetas después desde que en 1975 se inundara la zona de Río Adra, dentro del término municipal abderitano, y tuviera que abandonar junto a su familia su lugar de residencia para comenzar una nueva vida, ya que "nos quedamos sin nada. Mi padre fue muy valiente. Sufrió pero peleo mucho y eso le llevó a comenzar de nuevo en Roquetas".

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