AGR Almeria

Más seguridad y mismos enemigos cinco años después del E. coli

  • Almería saca pecho con su modelo productivo, a pesar de los intereses por mermar su imagen

Seguro que recuerdan la que se montó hace ahora cinco años, cuando los focos mediáticos de todo el mundo apuntaron hacia Almería, debido a que las autoridades sanitarias alemanas informaron de los primeros casos de afectados por Escherichia coli (E. coli) en la Baja Sajonia, Bremen, Hamburgo y Schleswug-Holstein, y señalaron con el dedo al sector hortofrutícola almeriense como origen de esta crisis.

Y seguramente que nadie recuerda cuál fue, finalmente, el verdadero origen de este brote, que acabó con la vida de 25 personas (24 alemanes y un sueco): una partida de semillas procedentes de Egipto, tras detectarse que estaban relacionadas con los brotes de la bacteria, según un informe divulgado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria(EFSA), por lo que las autoridades europeas pidieron a los países comunitarios que retirasen, catalogasen y destruyesen todos los granos de fenogreco importados desde Egipto entre 2009 y 2011, como medida de prevención.

Pero ahí está el quid de la cuestión: difama, que algo quedará. Es decir, el consumidor, el prescriptor o el lector se queda con el primer mensaje, el que más cala y también el que más daño hace. En eso consiste una campaña de comunicación o de marketing, ya sea en clave positiva o negativa. Un ejemplo muy claro: crimen de Rocío Wanninkhof. Al hablar de elo, la memoria colectiva tiene la imagen en su cabeza de Dolores Vázquez, que pregonó su inocencia por activa y por pasiva, inocencia que se ganó en el juicio, pero su credibilidad y su imagen, quedó tan dañada que tuvo que irse a Londres a vivir.

El agro almeriense tuvo su particular juicio paralelo con el E. coli. Tanto es así, que lo que comenzó como la crisis del E. coli y derivó en la crisis del pepino, se convirtió en una nueva reválida para el modelo productivo intensivo de Almería. Una reválida continua, debido a los intereses para presionar los precios de sus frutas y hortalizas a la baja.

Después de cinco años de lo sucedido con el E. coli, la provincia puede sacar pecho por los niveles de calidad y seguridad alimentaria, que desde entonces han mejorado aún más, si cabe, con un continuo incremento del control biológico y una decidida apuesta por el residuo cero, en detrimento del uso de productos fitosanitarios. La agricultura almeriense es un referente internacional y su producción ecológica, también. Así lo atestiguan técnicos y expertos pertenecientes al sector agroalimentario cada vez que tienen la oportunidad de visitar Almería, a pesar de que haya quien se empecine en intentar demostrar lo contrario.

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