AGR Almeria

"En los sesenta, el principal problema era el viento"

  • Los Vargas representan una estirpe de agricultores de Balerma y socios de la cooperativa Cabasc, que han vivido todos los hitos del agro en los últimos 50 años

Miguel Ángel, 32 años, Miguel Vargas padre e hijo, 81 y 51, representan tres generaciones de una misma familia dedicados a la agricultura en el Poniente Almeriense.

Miguel Ángel, 32 años, Miguel Vargas padre e hijo, 81 y 51, representan tres generaciones de una misma familia dedicados a la agricultura en el Poniente Almeriense. / d. almería

Cabasc es pasado, presente y futuro de la agricultura almeriense. Se trata de la cooperativa más antigua del Poniente con más 50 años de vida y actualmente es un referente en cuanto a desarrollo hortícola e innovación.

Miguel Vargas Maldonado tiene 81 años y representa a la primera generación de una saga de agricultores asociados a esta cooperativa y cuya trayectoria recoge el blog de la Asociación de Cosecheros Exportadores de Productos Hortofrutícolas de la provincia de Almería (Coexphal).

El mayor avance ha sido el control biológico, el mayor problema: la falta de unión"

Comencé como agricultor en el año 1958, con 23 años. En aquella época no existían los invernaderos. La primera finca que trabaje era de setos, en la calle, y plantaba tomates, habichuelas mochas y algo de pimiento. No tenía la finca en propiedad. Empecé a medias pagando una renta por los ocho mil metros de setillo que cultivaba en Balanegra. Después de 9 años, a principio de los años 60, compre mi primera tierra para trabajar por mi cuenta. He trabajado como agricultor más de 40 años. Vargas recuerda como en aquella época el problema más grave con el que se encontró fue el viento, "porque al estar el cultivo en la calle estábamos muy expuestos. Cuando se metían las ventoleras de levante, se llevaba por delante las matas de tomate…. Realmente teníamos agua, no había tantas plagas como ahora, por lo que a lo único que temíamos era al mal tiempo". Su primer invernadero tenía una extensión de 3.500 metros. Era muy bajo. En el centro se llegaba a los 2 metros de alto. "Echábamos el plástico y desde dentro lo 'punteabamos'. El suelo era enareando. Se regaba a manta, no existía el riego por goteo. Más tarde compré una finca de 8.000 metros y la inverné también y luego, años después, otra de 14.000, en la playa, donde sólo ponía habichuelas".

Su hijo, Miguel Vargas Galdeano representa la segunda generación de esta estirpe de agricultores de Balerma y sigue en activo junto a su hijo, Miguel Ángel, que representa la tercera. "Comencé a trabajar con mi padre con 16 años, en el año 1980 y cuando cumplí los 24 años compré mi primer invernadero. Actualmente tenemos 4 hectáreas de tierra. Plantamos pimiento california, pepino snack, pimiento mini sweet y algo de melón. Llevó como agricultor 35 años".

Para Miguel Vargas, el mayor avance en los últimos años, "el punto de inflexión entre la agricultura que se hacía antes y la de ahora, es la lucha biológica. Eso ha salvado a los agricultores de Almería. Gracias al control biológico nuestros productos se han colocado en un puesto muy importante. La calidad de los productos es superior a los que se producen en otras zonas y eso los clientes lo saben y lo valoran. El control biológico fue una revolución que nos salvó y trajo mejoras para los invernaderos ya que tenían que estar mejor preparados para albergar a los bichos". Por contra, el mayor problema para él en la actualidad es la unión del campo. "Estamos muy divididos y no sabemos comercializar nuestros productos. Producimos muy bien, cantidad y mucha calidad, pero no somos capaces de comercializar esos magníficos productos a un precio digno estando solos en el mercado. Y eso es porque no estamos unidos. Nos hacemos la competencia entre nosotros mismos. Hemos avanzado algo, pero nos queda bastante para hacernos más grande y más fuertes cuando vendemos".

Miguel Ángel Vargas, el más joven, comenzó a trabajar con su padre en el año 2000. "En estos 17 años he visto avanzar los invernaderos de la finca. Antes eran planos, ahora son tipo "raspa y amagao". Hemos mejorado la estructura, hemos incorporado máquinas de riego y hemos instalado, en alguna, calefacción…La lucha biológica ha sido mi escuela".

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