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75 años de Formación Profesional en Almería

Almería

La "Escuela de Formación", creada para formar a una generación de profesionales tras la guerra, cumple 75 años

Recuerdos de una guerra. Desembarco de Alhucemas

Fachada del Instituto Politécnico Francisco Franco en la década de los 80. / D.A.
Juan Uribe Salmerón

21 de septiembre 2025 - 08:00

Almería, año 1945:

La superficie edificada de la ciudad de Almería apenas ocupaba una extensión de 5 km2. Los límites de la ciudad se encuadraban en un polígono cuyo contorno se definía al Norte con las casitas de puerta y ventana del barrio de la Caridad y el Quemadero, al Sur el Mar ocupando el Puerto y salvando las Almadravillas. Al Oeste el Cerrillo del Hambre y la Chanca y al Este la Rambla de Belén. Todo ello bajo la fiel escolta de la Alcazaba y sus murallas.

A la sazón, el que relata estos hechos cumplía 10 años y quedaba huérfano de padre al perecer este en el accidente ferroviario ocurrido el 14 de noviembre en el paraje de las Alcubillas, donde chocaron dos trenes entre Gérgal y Fuente Santa muriendo un centenar de viajeros, por un error de un jefe de Estación.

Seis años después de terminada la Guerra Civil, Almería permanecía devastada. Aun se podía ver algún edificio demolido por los 55 bombardeos que por aire y mar había sufrido durante el conflicto. El 8 de noviembre de 1936 el crucero Canarias atracado en el puerto bombardeó la ciudad causando el pánico a la población civil. Otro de aquellos bombardeos lo perpetró el acorazado Admiral Scheer y sus cuatro destructores que efectuando más de 200 disparos destruyó 35 edificios, haciendo impacto además en la Catedral, Ayuntamiento, Iglesia de San Sebastián, Mercado, Escuela de Artes, Estación del Ferrocarril, Calle de las Tiendas, Paseo… causando 31 muertos y 55 heridos. Gran parte de la población almeriense se salvó gracias a la construcción de más de 4 Km de refugios subterráneos diseñados por el arquitecto almeriense Guillermo Langle Rubio.

En 1947, diez años después, en aquella Almería empobrecida donde el esparto y la uva eran su mayor riqueza y el hambre y el tracoma estaban normalizados, en ese contexto se empezó a cimentar el Sanatorio del 18 de julio, entre las calles Alcalde Muñoz y Santos Zárate, en la explanada donde se celebraban las ferias de ganado y casi al mismo tiempo, la Institución Sindical de Formación Profesional, proyecto del arquitecto D. Antonio Góngora Galera, situando el edificio aguas abajo de la Rambla en su margen izquierda, con fachada principal a la Carrera del Perú, camino este con suelo de tierra como concernía a todos los caminos de la vega.

En 1951, la “Escuela de Formación” como se le llamaba coloquialmente, abrió sus puertas a los primeros 200 alumnos de Almería y provincia, con el mismo nombre de su homóloga en la ciudad de Málaga inaugurada tres años antes, Institución Sindical de Formación Profesional “Francisco Franco” (los malagueños la llamaban “la Escuela Franco” después “La Rosaleda”).

En el próximo curso 2025/2026, se cumplirán 75 años de la apertura e inauguración de aquella Institución, modélica en cuanto a su estructura, organización y eficacia, que instruyó a muchas generaciones de almerienses y contribuyó de gran manera a educar a miles de jóvenes para el ejercicio de nobles profesiones, proporcionando a todos el nivel cultural y académico que a muchos de ellos también les permitió alcanzar la universidad.

La Institución fue construida en un solar de aproximadamente 10.000 m2, de estilo arquitectónico historicista, con su fachada enaltecida con un bello pórtico de pétreas columnas que sugieren un acercamiento a la línea latino-germánica. El edificio fue demolido en el curso 1999 con motivo de romperse el techo de una de sus aulas. Su derribo fue una de tantas aberraciones urbanísticas producidas en la capital, en la que se han destruido magníficas obras arquitectónicas sustituyéndolas por edificios de línea modernista carentes de atractivo alguno.

La belleza de dicho pórtico se puede admirar en la rotonda norte de la Avda. del Mediterráneo, instalado allí emulando el Arco del Triunfo en París o la Puerta de Alcalá en Madrid, gracias a la intervención de algún funcionario del Ayuntamiento de Almería y la petición de los vecinos del barrio que, al demoler el edificio solicitaron que se numeraran los bloques de piedra para su posible reconstrucción.

Escuela de Formación / D.A.
Se creó para formar a una generación de profesionales que hicieran posible la incipiente industrialización de aquella España rota

Se creó para formar a una generación de profesionales que hicieran posible la incipiente industrialización de aquella España rota, para hijos de trabajadores, casi todos obreros del sector primario, muchos huérfanos de la guerra civil y la mayoría careciendo de lo más imprescindible.Se erigió para que pudiesen estudiar, comer, incluso vestir con el mono azul y las botas negras del aprendiz y hasta dormir en una cama limpia, ya que contaba con un internado para los alumnos de la provincia y algunos huérfanos de la capital.

Entre aquellos huérfanos recuerdo al compañero Hugo Prinz Balcázar, que había perdido a su familia en la contienda. Hijo del cónsul Hugo Prinz, fundador y director de La Prinz Bohlmann y Remmers S.A. Este Viceconsulado Alemán de Almería, ubicado entonces en la calle de la Reina, fue asaltado aviesamente por un grupo de milicianos en noviembre de 1936. Recuerdo también a Federico, a Guillermo y a otros muchos condiscípulos procedentes del orfanato de Auxilio Social de la Cuesta de los Callejones, en Huércal, los cuales iban y venían andando desde su residencia en la Cepa hasta la “Escuela”.

Para mí, vecino de la antigua calle de la Crónica, la ciudad terminaba en el margen derecho de una rambla normalmente seca, encauzada en los años 1893 a1897 por los ingenieros Javier Sanz y Valero Ribera, con pretil de piedra labrada, que en su seco lecho crecían hermosas moreras, a las que el impúber se subía para comer en su tiempo, el fruto del árbol y en otras ocasiones recoger hojas tiernas para alimentar a los gusanos de seda que, como didáctico juguete guardaba en una caja de zapatos agujereada en su tapa.

En este distrito se hallaba la “Fabrica de la Luz” y las oficinas de “el Chorro” en el espacio comprendido entre las calles Rueda López, Rambla y Marqués de Comillas, donde había instalado un enorme generador de electricidad alimentado con gasoil, gracias al cual parte de la ciudad disfrutaba de luz eléctrica no exenta de frecuentes apagones.

La rambla era cruzada por la prolongación de la calle de Granada, que cambiaba de calle a carretera al pasar el vado, seguía hacia el “Humilladero” o Cruz de Caravaca y conectaba con los pueblos al norte de la capital pasando por la puerta del Cementerio de San José. En los sepelios, la comitiva se paraba al finalizar la calle de Granada y se despedía el duelo, la familia seguía acompañando el féretro hasta el cementerio, que era portado en un fúnebre coche de caballos, cuando no iba a hombros de los amigos del difunto.

Aproximadamente a la mitad de camino a dicho cementerio, pasado el cruce con la Carretera de Ronda se hallaba instalado el Fielato, lugar donde se cobraban los arbitrios o tasas municipales a las mercancías que entraban a la ciudad por esa carretera de Granada. Había otro Fielato a la entrada a la ciudad por la carretera de Málaga o del Cañarete.

Al Nordeste de la rambla se extendía un pequeño barrio, el Barrio Alto, en la confluencia de la Rambla de Amatisteros con la Rambla de Belén. En el vado, vértice de la intersección de las dos ramblas, una familia había buscado su medio de vida cocinando garbanzos tostados en una paila, puesta encima de un fogón hecho de un tonel de chapa, vendiendo a los transeúntes por un real, un cucurucho de papel de estraza lleno de ricos garbanzos tostados que Gabino de tarde en tarde había saboreado, no sin la necesidad de beber posteriormente un buen vaso de agua fresca.

Fachada del Instituto Politécnico Francisco Franco en la década de los 80. / D.A.

Al otro lado de la rambla estaba la Vega, donde en las hermosas huertas se cultivaban patatas, tomates, maíz y hortalizas de hoja verde. Las viviendas de la vega por lo general, se reducían a casas de labranza en las que en sus corrales se criaban junto a los animales de tiro, gallinas, conejos, cerdos, cabras u ovejas, que ayudaban al mantenimiento de las familias. También había alguna vaquería, que suministraba de leche a la ciudad vendiéndola, sin envasar, de casa en casa. Más al norte, a la altura del barrio de la Caridad y al margen izquierdo de la rambla, se encontraba el cortijo de los Góngora que aún existe en estado ruinoso.

Circundaba la ciudad el camino o carretera de Ronda que, desde el puerto rebasando la Estación del Ferrocarril y atravesando la vega llegaba a la carretera de Granada en cuya intersección se encontraba la fábrica llamada “la Magnesita”. En frente de la Estación y en plena vega se empezó a edificar en 1941 el Preventorio Infantil Antituberculoso del Niño Jesús, que empezó a funcionar en 1945 acogiendo a niños enfermos de toda España.

El cruce de la Rambla se hacía por los vados del Barrio Alto y calle de Granada, por el puente de hierro de la Estación erigido en 1903 y reforzado para el paso de vehículos en 1949, o el puente de las Almadravillas cimentado en 1925, únicas vías que comunicaban la ciudad con la estación de Ferrocarril. En 1942, se construyeron unas pasarelas peatonales de unos dos metros de ancho que franqueaban la Rambla, una en el cruce de la calle de Obispo Orberá con Gregorio Marañón, otra a la altura de la calle Alcalde Muñoz y San Juan Bosco, antes carrera del Perú. En 1950 se levanta el puente entre las calles Santos Zárate y Paco Aquino.

En su tiempo, años cincuenta y sesenta del pasado siglo, la “Escuela de Formación” fue la institución más trascendental, pedagógica y entrañable de Almería, dotada con la maquinaria, laboratorios, material escolar y profesional de última generación, en las Ramas de Carpintería, Metalurgia, Electricidad y Delineación, para formar a los alumnos en la práctica de las distintas profesiones y en el manejo de las máquinas afines, a la par que el estudio de la tecnología propia y las asignaturas humanísticas correspondientes.

A principios del año 60, el Ministerio de Educación inaugura otro centro de formación profesional, la Escuela de Maestría. Se ubica este en la carretera de Granada, en el incipiente barrio de los Ángeles, en un edificio que había sido proyectado para la fábrica de perfumes Nike. El primer director de este nuevo centro de formación fue D. Manuel Martinez Artal.

En el primer curso se matricularon 136 alumnos para clases diurnas y nocturnas en los ciclos de albañilería, forja, y automoción. Tres años después se amplió la oferta educativa con la impartición de la Rama Química, a la que accedieron a las enseñanzas de formación Profesional el primer grupo de alumnas por la intervención de la profesora Da. Isabel Jiménez Grau.

El profesorado inicial de este centro estatal estaba compuesto por D. Juan Alcoba, D. Antonio Cabrera, D. Rafael Florido, D. Francisco Morales, D. Francisco Sánchez Cascales, D. Angel Brú, D. Antonio Sánchez, D. Vicente Abad, D. Antonio García, el secretario D. Manuel Román y el maestro Sr. Carmona.

La Institución Sindical pasó a llamarse Instituto Politécnico con motivo de la promulgación de la Ley de 20 de julio de 1955

La Institución Sindical pasó a llamarse Instituto Politécnico con motivo de la promulgación de la Ley de 20 de julio de 1955 sobre Formación Profesional en la que se incorporaban los títulos de Oficial Industrial y Maestro Industrial dando paso directo a las Escuelas de Ingeniería (anteriormente Escuelas de Peritos Industriales) a los titulados en Maestría Industrial. Albergaba en su internado alumnos de Almería y provincia, también hubo alumnos de Guinea Ecuatorial y posteriormente otros estudiantes de Venezuela becados por la fundación Ayacucho.

Para la manutención y cuidado del alumnado interno y externo el instituto estaba equipado con una gran cocina, y un comedor para 200 escolares, con su correspondiente equipamiento y atendiendo estos servicios, cocineros, camareros y personal de servicios y limpieza.

En su apertura, la dotación asistencial contaba con: Un Departamento Psicotécnico exhaustivo dirigido por un pediatra, D. Luis Lopez Gay y un otorrino D. Jose Góngora Galera. Un equipo médico permanente, D. Bernabé Calatrava, y D. Ignacio Calderón como practicante y posteriormente D. Francisco de Juan y D. Bienvenido Soria y un enfermero, D. Roque Rodríguez.

Disponía de unas instalaciones sanitarias muy completas. La enfermería estaba dotada con un equipo y máquina de Rayos X para la detección de posibles fracturas u otras lesiones o enfermedades del alumnado. Cabe destacar dentro del complejo educativo, además de los grandes talleres y laboratorios, el magnífico Salón de Actos en el piso superior al que se accedía por dos amplias escaleras de mármol blanco de Macael, equipado con una cabina y máquina de cine para cintas de 35 mm, con la que se proyectaban películas de la época a los alumnos internos los domingos y días festivos.

La formación estaba a cargo de los mejores y más experimentados profesores y catedráticos de Instituto de Andalucía. Un grupo de vocacionales y excelentes maestros que depositaron en sus alumnos el germen del discernimiento y el afán de superación. Entre ellos se encontraban D. Francisco Sáinz Sanz, D. Francisco Guil Andrés, D. Gregorio Núñez Noguerol, D. Emilio Peral Loaisa, D. Mateo Seiquer Seiquer, D. Pedro García Piñera, D. Guillermo Verdejo Vivas y otros muchos magníficos profesores que dejaron su impronta en la mente de sus alumnos.

Para las prácticas, se contrataron técnicos y maestros de taller con experiencia y prestigio en su profesión: D. Joaquín Bretones Pimentel, D. Miguel Cuadrado García, D. Francisco Rubio Payés, D. José García Hernández, D. José Ortega Cortés, D. Cristóbal Parralo Peña, D. Serafín Rubia González, D. Ramón Zapata Murcia, D. José Granados López, y otros muchos que dieron lo mejor de sí para que aquellos muchachos ávidos de conocimientos, consiguieran obtener la técnica, destreza manual y nivel académico para triunfar en el mundo laboral e iniciar estudios superiores.

Como profesores de Educación Física y responsables del orden y conducta, significativos educadores; D. Antonio Cueto Villalobos, D. Francisco Herrerías Hernández y D. José Aguilar Trujillo. Todos ellos bajo la Dirección del Ingeniero Industrial D. Jose Oliva Rivas auxiliado por una Oficina Técnica con dos notables expertos, D. Francisco Sánchez Cascales y D. José Torres Carreño.

El orden en los pasillos al entrar o salir de clase era controlado por los bedeles, recuerdo a Pepe Reyes, que compartía su trabajo de ordenanza con su otra dedicación, era el guardia de circulación que normalmente se situaba en el Paseo a la altura de la calle de Méndez Núñez, delante del Café Colón. Otro era Manuel Rodríguez que nos contaba su “aventura” en Rusia como superviviente de la División Azul.

Con aquella completa y moderna infraestructura y el magnífico grupo de profesores no era difícil para los alumnos obtener unos brillantes resultados, que al terminar sus estudios en la Institución dieron su fruto, ocupando muchos de ellos puestos de responsabilidad en las empresas de toda España, y otros ingresando en la universidad para conseguir títulos superiores, a pesar de la mala prensa de la Formación Profesional. Más de diez mil alumnos han pasado en estos 75 años por la superficie que hoy ocupa el actual Instituto de Educación Secundaria Alhamilla que, al recordar su tránsito por esa institución lo hacen con el máximo cariño y agradecimiento, por todo lo que supuso para sus vidas su convivencia en “La Escuela” como lo demuestran las manifestaciones recogidas en un libro editado por la Asociación de Antiguos Alumnos, con el título de “Punto de Partida”.

IES Alhamilla en la actualidad / D.A.

En sustitución de aquel soberbio edificio, la Junta de Andalucía construyó en el mismo suelo que el anterior, el también hermoso edificio que hoy día se contempla. El 6 de febrero de 2006 puso la primera de este nuevo inmueble la Sra. Cándida Martínez, consejera de Educación de la Junta de Andalucía, moderna construcción de 5 plantas, con fachada a la Avenida Federico García Lorca (antigua Rambla) y ya con muchos años, estuve presente en la inauguración del nuevo edificio en noviembre de 2008, donde se continúa la formación de hombres y mujeres con el mismo espíritu didáctico de su inicio, con la solvencia y compromiso que conlleva la docencia y velando por inculcar al alumno el valor del esfuerzo y la constancia.

En estos 75 años, más de un centenar de profesores dieron lo mejor de su erudición en las aulas de la “Escuela” y el IES Alhamilla, que fue regida por los magníficos directores D. José Oliva Rivas, D. Eloy Martín Carmona, D. Rafael López Espejo, D. Francisco Pérez Barceló, D. Alfredo Picón de Sosa, D. Miguel Guerrero Segura, D. José Oña Viciana, D. Jesús Rodríguez Vaquero, y actualmente por Dª. Ana Belén Montes Muñoz, los cuales consiguieron con tenacidad y nobleza mantener el espíritu de solidaridad y nivel educativo para que la institución siga obteniendo sus objetivos.

El I.E.S. Alhamilla del año 2026, heredero de la I.S. de F.P. “Francisco Franco” tiene en Internet un espacio virtual, con la máxima información sobre la extensa oferta educativa que imparte y las actividades extraescolares que realiza.

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