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Bandera negra en calle Real (I)

  • Garrote vil. Hace 105 años el verdugo de la Audiencia de Madrid daba fatídico cumplimiento a la pena de muerte impuesta a dos de los coautores del asesinato en Gádor del niño Bernardo González

Bandera negra en calle Real (I)

Bandera negra en calle Real (I)

Al amanecer de tal día como hoy de hace 105 años un crespón negro ondeaba sobre la fachada de la lóbrega Cárcel del Partido, rodeada de tropa de infantería y guardia civil a caballo. Sita en el tramo inferior de la calle Real, hasta hace una década sobre su solar abrió sus puertas la Bodega el Patio, ocupando parte del destechado de la primitiva prisión. Antecedente de la de Gachas Colorás, El Ingenio, Cta. de Níjar y El Acebuche.

Al alumbrar la mañana, el verdugo, Áureo Fernández (titular de la Audiencia de Madrid), dio cumplida cuenta -mediante "garrote"- a la ley de los hombres. Con tan siniestro procedimiento se consumaban dos de los cuatro veredictos de muerte dictados por la Audiencia Provincial en las personas de Agustina Rodríguez González y Francisco Ortega Rodríguez "Moruno", coautores del asesinato del niño Bernardo González Parra a finales de junio de 1910. Francisco Leona, otro de los condenados, falleció de "enterocolitis" en su celda; paralelamente, Alfonso XIII conmutó la de Julio Hernández "El Tonto" por reclusión siquiátrica. El garrote vil o garrote español fue reintroducido por José Bonaparte cuando Francia ocupó el territorio nacional en los albores del siglo XIX. Sustituía a la horca, con la que alternó durante dos décadas.

A los antecedentes del horripilante infanticidio, así como a las propias ejecuciones, regresaré más adelante. No sin previamente realizar un breve recorrido cronográfico de sentencias fatídicas mandadas a cumplir por el ordenamiento jurídico (o falta de ordenamiento jurídico) en cada momento. En el listado que se inicia tras la anexión de Almería a la Corona de Castilla, omitiré las acaecidas a consecuencia de guerras, posguerras, invasiones, piratería o siniestros marítimo-terrestres. Por otro lado, el trabajo no tiene vocación de exhaustividad, quedando abierto a futuras investigaciones. Un apartado de la historiografía local en el que no abunda la bibliografía contrastada y por tanto fiable. Las fuentes consultadas son oficiales y fácilmente verificables; añadiendo a ellas la pertinente revisión hemerográfica.

ABOLICIÓN DE LA PENA DE MUERTE

Consciente de la maldad de los sucesos y de su alto componente morboso, procuraré obviar pasajes especialmente macabros, aunque en ocasiones deberé ceñirme a la literalidad de los textos. En el obligado introito cabe decir por último que la pena de muerte fue abolida en España en 1932, durante la II República; siendo restablecida dos años después para delitos de terrorismo y bandolerismo. Mantenida durante el franquismo, la Constitución de 1978 (Art. 15) la erradicó definitivamente; desapareciendo del Código Penal Militar en noviembre de 1995. En medio de una fuerte presión internacional contra la inamovible posición del gobierno de Franco, los últimos fusilamientos tuvieron lugar el 27 de septiembre de 1975 en Madrid, Barcelona y Burgos: tres militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y otros dos de ETA. En cuanto al "garrote", la Cárcel Modelo de Barcelona fue testigo el 2-III-1974 de las horas finales del anarquista Salvador Puig Antich y del alemán (delincuente común) Georg M. Welzel.

HOMOSEXUALES

El médico alemán Jerónimo Münzer visitó Almería en octubre de 1494, dejando escritas páginas (Itinerario de Peregrinos por Hispania) de innegable valor documental en el marco temporal de la transición musulmana al nuevo Estado cristiano. Describe la sacralizada mezquita mayor de la Almedina -antecedente de la actual catedral-, sobre los cimientos de la hoy iglesia de San Juan, en la que se conserva parte del muro de la quibla y el mihrab; afirmando "que es de los mayores y más bellos templos del Reino de Granada". Antes del terremoto de finales de aqellas centuria -prosigue- había en la ciudad grande afluencia de mercaderes, por causa de que en sus fábricas se elaboran más de doscientos centenarios de seda, y así, con los donativos de aquellos y de otros fieles, llegó a tener riquezas fabulosas.

Está sustentada por (sic) unas ochocientas columnas, y en tiempos de los moros ardían en su recinto más de un millar de lámparas de aceite… En el centro del edificio hay un amplio jardín de forma cuadrada plantado de limoneros y de otros árboles, enlosado de mármol, y en medio de él la fuente en donde los fieles se lavan antes de entrar. Dijéronme que en tiempos de los moros había en él quinientos sacerdotes encargados del culto… En el altar mayor vimos dos lámparas de gran tamaño hechas con vidrios de colores traídos de la Meca, que es donde está el sepulcro de Mahoma…

Tras las en ocasiones pintorescas descripciones históricas y monumentales, al partir hacia Granada -vía Fiñana y Guadíx-, dejó impreso un testimonio estremecedor:

"El mismo día, después de comer, salimos de Almería. Ya fuera de las murallas (entendemos que por la Puerta de Pechina o Purchena), vimos una alta columna de cal y canto, en la que pendía por los pies seis italianos convictos de sodomía. A los que delinquen por esta causa los cuelgan primero del cuello, como en Alemania; pero antes de ahorcarlos les cortan los genitales y se los atan al pescuezo; porque en España, odiándose grandemente tal pecado, se castiga con mucha dureza. Lo cual está muy bien hecho, por ser delito bestial y contra naturam".

Posteriormente leemos a pie de página ("Almería vista por los viajeros. De Münzer a Pemán (1494-1958)". IEA, 2007), que los RR.CC dictaron una pragmática en Medina del Campo abundando en el execrable desafuero y señalando una nueva pena contra este delito: "Porque las penas antes de ahora instituidas no son suficientes para extirpar y del todo castigar tan abominable delito".

LA ENCAMISADA

El segundo supuesto es el único que obedece a un enfrentamiento armado. Encabezados por Abrahen al-Cacis, un numeroso grupo de moriscos de la taha de Marchena acampó entre El Chuche y Benahadux, previo a la cabalgada (asalto) a la no muy bien protegida capital, en su intento de hacerse con ella en vísperas de la Navidad de 1568. Sabido por la guarnición de la Alcazaba, salieron a su encuentro 135 arcabuceros y 35 jinetes al mando del capitán García de Villaroel y el alférez Julián de Pineda; enfundados en camisas blancas para no confundirse con el enemigo (de ahí el nombre con el que han pasado a la historia). Atrapados entre el fuego cruzado de la pólvora, lo moriscos fueron diezmados. Una placa -en castellano y árabe- recuerda el lance en el desde entonces Cerro de la Matanza: "A los que fuisteis protagonistas de un legado cultural irrepetible. Benahadux, octubre de 1992". El cabildo catedralicio lo testimonió a su vez en un acta:

Alzóse el Alpujarra (…) a XXIII de diciembre de 1568 (...) Don García de Villarroel dio batalla a los moros que vinieron hasta Benahadux, que eran más de seiscientos y los nuestros eran doscientos soldados y vecinos, y cuarenta de a caballo. Y mataron doscientos moros y cautivaron siete, a los cuales ahorcaron a la Puerta del Mar…

Juicio contra los

autores del crimen

de Gádor

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