Almería

Don Joaquín Santisteban: un historiador fabuloso de Almería

  • Hernán Cortés, el terremoto de 1658, don Martín de los Llanos: un repaso a sus muchas invenciones gloriosas

DON JOAQUÍN SANTISTEBAN. Un historiador fabuloso de Almería

DON JOAQUÍN SANTISTEBAN. Un historiador fabuloso de Almería / José Luis Ruz Márquez (Almería)

Casa de Perceval en la calle de Eduardo Pérez; doña Mariana del Moral reclama silencio a los niños; no hay que molestar a don Joaquín Santisteban Delgado quién en el archivo familiar lleva la mañana dedicada al descifre de un documento del siglo XVII. Es la hora de comer y la señora avisa y pregunta:

-Nosotros vamos a comer… ¿Usted gusta, don Joaquín?

-Pues… bueno.

Y alimentado cuerpo y alma salía por la puerta para poner rumbo a la calle Antonio Vico donde vivía con su mujer, no poca estrechura y la protección cercana, y mejorable, de San Cristóbal.

Y es que el investigador estaba "tieso" con frecuencia, desde que en 1916 se jubilara, prematuro e inexplicable, de archivero-bibliotecario y carente de oposición era profe intermitente del Instituto de la ciudad y unos meses cobraba y otros no.

 Como siempre me han atraído los fabuladores -que mienten por crear, no los mentirosos, que lo hacen por medrar- me puse a escarbar en la dispersa obra de nuestro historiador y me divertí sin perder nunca de vista al inventor en este caso peligroso por su doble condición de licenciado: en filosofía por la universidad y en historia por la fantasía.

Historias como la que descubrí en el libro de Florentino Castro Guisasola "El esplendor de Almería en el siglo XI" en el que al tratar de una poetisa árabe dice que compuso una casida en alabanza a Jairán, el primer rey de Almería, poema que él creía perdido hasta que lo encuentra, ¡oh milagro!, nuestro historiador… y entonces pone el autor una nota al pie de página: "A la amabilidad de D. Joaquín Santisteban Delgado debo el texto de la casida que transcribo bajo su responsabilidad." Una aclaración tan inteligente como demoledora con la que con el agradecimiento como arma muestra la ninguna confianza que a don Florentino le inspiraba don Joaquín; es decir: que ha traído la casida a su libro porque le conviene pero que la sabe invención.

A Castro no se le pasarían por alto otras muchas creaciones de Santisteban nacidas antes que su libro que lo fue en 1930; tal vez pensó que ya era suficiente con el zasca de la dichosa notita y se las calló… Ahora casi un siglo más tarde he querido yo contarles, encantado, unas cuantas de sus muchas invenciones gloriosas. No voy a hablarles pues de su biografía ni de su obra, que eso ya lo han hecho otros, sino un poquito de su mucho fabuleo histórico.

Nos habla de la descendencia en Adra de un hermano de Hernán Cortés apoyándose en una ejecutoria, miniada y toda la pesca, que llevaron a la Exposición Iberoamericana de 1929… texto y miniaturas pusieron las orejas y dientes de punta a los investigadores que necesitaron una sola mirada para descubrirla falsa.

Y hay que ver como hace relatar el terremoto de Almería de 1658 a un don Antonio de Mendoza en carta dirigida al Duque de Maqueda, alcaide de la Alcazaba, con un texto cuya sola lectura confirma que es moderno pero que quiere parecer viejo y lo consigue, eso sí, pasándose al modo de La Venganza de Don Mendo y si no reparen en este párrafo: " e las lastras de la Chanca se elevaron echando el agua hacia el mar y empujando las olas e a las cinco supimos que en el barranco del Infierno humeaba la tierra…"

En la misma línea, en carta de 1569 de un Mateo el Zamí, desde Gádor, pide a don García de Villarroel protección para sus hermanos moriscos víctimas de la represión cristiana. Otra misiva cuyo texto joven quiere a fuerza de maquillaje, "e" y "non", hacer viejo… y resulta ser tan falso como la moneda de tres maravedíes…

Y no se pierdan como al famoso afrancesado don Martín de los Llanos lo convierte en médico de Carlos IV y a mí me da que ni galeno del rey… ni de nadie a la vista de las memorias del célebre fondonero don Juan Gabriel del Moral Villalobos, cierto que su enemigo, pero coetáneo y vecino comarcal, el cual lo describió como un pillo que vino tunando a las eras de Felix.

Enaltece al famoso don Martín hasta el punto de ponerlo de tú a tú con el duque de Altamirano, quien le da en una carta pretendida de 1811 el tratamiento de "primo", el encabezamiento epistolar del rey al noble para enaltecerlo, una fórmula tan vieja ya en aquel año que no es que oliera a alcanfor es que ni olía. En la misiva le pide que jure a Joseico Bonaparte por rey de España ¡toma ya! cómo si el pobre de don Martín fuera un Alba, un Medinaceli, un noble grande y decisivo. Y él lo proclama rey… y ¿saben dónde? nada de iglesia ni boato alguno: ¡en las eras de Felix!... Y entonces me acordé del citado don Juan del Moral relatando en sus "Memorias" la llegada de Llanos y caí en qué y en quien se había inspirado don Joaquín para este invento.

Pero me faltaba saber a qué se debía su fijación por ensalzar a Llanos y cuando acudí a la fuente descubrí que fue un abuelo de su mismo nombre el que vino a Almería como arrendador del ramo del jabón y así lo hallamos en 1834 representado por Laureano de los Llanos, hijo de don Martín; una relación comercial que acabó con el tiempo tornándose familiar…

Igual que embustes para los mayores, don Joaquín llevaba siempre caramelos en sus bolsillos para los niños, muchos de ellos sus alumnos, admiradores de Don Peloto que así, por bajito y redondo, le habían apodado con un cariño y un respeto enormes, dispuestos siempre a su defensa tal como sucedió en 1929 cuando el padre de un alumno le abofeteó a la entrada del Instituto; arañado y semidesnudo acabó hecho un cristo aquel hombre conocido de Almería al que yo ahora hago anónimo por no merecer otra cosa y por no molestar a sus nietos, en absoluto culpables de haber tenido un abuelo tan ultra protector y manos largas.

Y es que se hacía querer; si hasta lo quiero yo sin haberlo conocido, tan lejos en lugar y tiempo… así es que toca convertirnos en alumnos suyos, apocarle su faceta de mentirosillo y agrandarle la de su labor investigadora… al fin y al cabo a él le cabe la gloria de ser uno de los primeros de nuestros historiadores modernos. Ahí es nada. Don Joaquín Santisteban. Un historiador fabuloso de Almería.

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