Emoción en la despedida a Gómez Angulo

Cientos de personas se dieron cita en San Pedro · Familiares y amigos no pudieron contener las lágrimas

Fuera de la iglesia, eran muchos los que esperaban la salida del féretro.
Berta F. Quintanilla / Almería

18 de noviembre 2009 - 01:00

Ni la muerte puede lanzar al olvido a aquellos a quienes se ha querido. A los que han dado parte de su vida para ayudar a los demás, dejando de lado las cosas menos importantes. José Manuel Gómez Angulo era de esos. Y fe de ello dieron las ciento de personas que acudieron a la iglesia de San Pedro con la intención de darle su último adiós, que no es tal sino un hasta pronto. La mañana amanecía con calor poco típico del mes de noviembre, como cálido era el sentimiento de todos aquellos que entraban por la gran puerta de madera, para estar al lado de un amigo, un familiar, alguien querido y entrañable. Un enamorado de Almería.

Y como la memoria no precisa de olvido para aparecer, tanto a la entrada como a la salida, pequeñas tertulias rendían homenaje a quien lo dio todo por los demás. A un representante generacional que permanecerá para siempre en la mente de quienes le quisieron. La ceremonia religiosa comenzó a las once de la mañana. Un importante número de personas ya esperaban la llegada del féretro.

Durante los años en que estuvo en este mundo, el traumatólogo consiguió ganarse el cariño de sus pacientes y demás médicos gracias a su buen hacer. Amante de Almería y de los almerienses. De sus costumbres y tradiciones, según matizaban los presentes, es una ausencia que no podrá llenarse. Un ejemplo de ello, del buen hacer, ha sido el reconocimiento que la Diputación Provincial de Almería quiso otorgarle. La Medalla de Oro de la Provincia, como reconocimiento a toda una vida de trabajo. Debido a su enfermedad, no pudo estar presente en el acto en el que debía habérsele entregado este reconocimiento.

Fue uno de los médicos con más reconocimiento de los años pasados. Tal vez se deba a que, desde su casa, estuvo disfrutando con los trabajos de medicina que realizaba su padre, el antiguo director del Hospital Provincial, Manuel Gómez Campana. Por eso, tal vez, decidió encaminar sus pasos profesionales a la sanación de los demás, por lo que se doctoró en Medicina y Cirugía.

Y no se le daba mal. Desde muy jove, según resaltan los que le conocieron, supo ganarse a los vecinos, a los pacientes, con una fuerte base en su excelente quehacer. Hace poco tiempo perdió a su mujer, Maite Giner, lo que supuso un duro golpe para él.

Son muchos los profesionales que hoy en día siguen sus pasos. Que están aprendiendo de una obra completa, que han disfrutado con su compañía y sus consejos.

Así lo desmostraron durante la misa. Que no estaba solo. Que nunca lo ha estado y que, ahora, tampoco lo estará. Entre amigos, profesionales de la medicina y antiguos pacientes que, con el paso del tiempo han ido ganándose la confianza de su doctor, quisieron estar ayer en San Pedro Apóstol para decir adiós al maestro, al que siempre les enseñó.

Una vez que hubo finalizado la misa, el cuerpo del médico fallecido fue trasladado hasta el cementerio de San José, seguido por sus familiares.

Fue una ceremonia emotiva, en la que una vez más consiguió reunir a muchos de sus amigos y conocidos dejando constancia de que tras la muerte, eran muchos los que seguían estando a su lado.

Reflexiones, palabras de ánimo a sus familiares y algunas lágrimas para dejar constancia de que el amor que sentían hacia José Manuel Gómez Angulo seguía latiendo en cada uno de ellos.

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