Sociedad
  • Juan Francisco González Pomedio capta las imágenes más bonitas y divertidas de los animales caseros

  • Es legionario, triatleta y en la fotografía animal ha encontrado una devoción y diversión

  • Almería estrena su playa para perros

‘Paparazzi’ de mascotas

Juanfran, cámara en mano, con una de las mascotas a fotografiar sobre ella. Juanfran, cámara en mano, con una de las mascotas a fotografiar sobre ella.

Juanfran, cámara en mano, con una de las mascotas a fotografiar sobre ella. / Javier Alonso

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Si difícil es fotografiar a un niño chico, que por propio instinto no se está quieto ni un momento, figúrense lo es que lograr que un perro no huela todo lo que tiene a su alrededor o que un pájaro no salga volando al primer flashazo. Ni Félix Rodríguez de la Fuente en sus mejores episodios de El Hombre y la Tierra.

Nervios de acero, temple de legionario, pulso a prueba de terremotos y un amor por los animales que ni Ace Ventura (Detective de mascotas, la peli de Jim Carrey). Así consigue Juan Francisco González Pomedio captar las instantáneas más amables, cariñosas, divertidas, entrañables y hasta familiares, de los mejores amigos del hombre. No sólo perrunos, sino también con alas o branquias.

El mundo laboral de Juanfran poco tiene que ver con la fotografía. Su día a día está en la Base de Viator, donde sirve a la patria como zapador del Ejército Español. Además de carros, vehículos ligeros y minas, por las manos de este almeriense también pasan cámaras de fotografía, así como chucherías para las mascotas. Sólo así consigue captar su atención y que el animal prefiera mirarlo fijamente a marcharse del encuadre por vergüenza canina, felina y, en unos meses, hasta equina. Y es que uno de los deseos de Juanfran es fotografiar caballos y eso va a ocurrir más pronto que tarde. Posiblemente en cuanto los jinetes lean este reportaje y vean los espectaculares primeros planos que pueden hacer de sus compañeros de carreras y fatigas.

Su perro Timón tuvo la culpa de que a la vocación militar y la devoción por la bicicleta (es un buen deportista, con varios triatlones en sus piernas), se le uniera también la pasión por la fotografía. Pero no una fotografía cualquiera, sino principalmente la de mascotas. ¿Por qué? Lo dice el refrán: “Cuanto más conozco a los seres humanos, más quiero a mi perro”. Mejor que lo exprese con sus propias palabras Juanfran. “Me aporta una gran satisfacción, sobre todo cuando veo a sus dueños felices de tener un gran recuerdo de su mejor o mejores compañeros. Además, suelen ser sesiones muy divertidas y durante el revelado me río mucho. Me encanta ver con calma las fotos que han salido y sacarle todo su potencial”, dice. Hace seis años cogió su primera cámara de fotos y hoy es emprendedor en la provincia: www.elfotografodemascotas.com.

Sesión de fotos al boxer Ciro. Sesión de fotos al boxer Ciro.

Sesión de fotos al boxer Ciro. / Javier Alonso

Como si de una sesión de fotos para la boda se tratara, Juanfran va cargado con su cámara y varios objetivos, un buen flash, una pantalla para las sombras y los reflejos... Pero en vez de aparecer en un bonito rincón de la ciudad la novia con su inmaculado traje, aparecen Ciro, un boxer con cara de chiste, y Kiwi, un agapornis que mira la escena preguntándose qué circo hay allí montado y qué pintará él ahí. “Puedo fotografiar en casi cualquier sitio, pero me gusta llevar a las mascotas a lugares bonitos para mezclar mi experiencia con paisajes y retratos. Ésa mezcla crea unas fotos increíbles, en las que incluyo colores marrones de hojas caídas, colores cálidos esperando las horas del atardecer... También hago sesiones en estudio, pero me gusta más la calle”, indica mientras se tira al suelo y repta detrás del animal para pillar la mejor perspectiva. Ni en las maniobras con el Ejército hace tanto esfuerzo.

Los grandes protagonistas de la sesión son las mascotas, los flashes ésa tarde son para ellas. Por eso, Juanfran sabe cómo ganarse su cariño por más que en la primera impresión, las orejas y el rabo transmitan ésa sensación de “quieto ahí parado papparazi, guarda la cámara donde pueda verla”. “Los animales suelen portarse muy bien, siempre me gusta dedicar unos minutos antes de la sesión a ganármelos jugando un poco con ellos, estudiando su carácter y como no podría ser de otra manera, con chuches y sus juguetes. Cuando te ganas la confianza, hacen lo que les pidas”, explica el fotógrafo almeriense que tuvo una paciencia infinita con Pancho, un perrillo de lo más inquieto que hay en el mundo, al que tuvo que pillar entre la maleza, mientras seguía el rastro de unos grillos. Ahí saltó el flash y el obturador se cerró justo a tiempo.

Fotografiando al pequeño Mario con su agapornis Kiwi. Fotografiando al pequeño Mario con su agapornis Kiwi.

Fotografiando al pequeño Mario con su agapornis Kiwi.

Como se pueden imaginar, anécdotas tiene más carretes de fotos. “Quizás lo más gracioso me ocurrió realizando una sesión de estudio con un pitbull. Cuando llevábamos una hora y media, decidió que estaba cansado, se alejó, se fue a la habitación de al lado, se tumbó y se echó a dormir. Le daban igual juguetes, chuches o lo que quisieras darle, decidió que la sesión había terminado y que había suficiente”, dice entre risas mientras recoge el material usado. Y es que además de unos primeros planos espectaculares, clientes y mascotas viven una tarde para enmarcar.

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