Almería

Temor por la Balsa del Canario ante la creación de otro centro comercial

  • Alerta de Amigos de la Alcazaba ante la falta de protección de este elemento del Canal de San Indalecio de hace 150 años

Temor por la Balsa del Canario ante la creación de otro centro comercial

Temor por la Balsa del Canario ante la creación de otro centro comercial

"Adiós a la Balsa del Canario". Es la entrada con la que la Asociación Amigos de la Alcazaba ha dado la alerta en redes sociales sobre el futuro de esta estructura hidráulica de hace 150 años que coquetea con la desaparición al formar parte, según el colectivo de defensa del patrimonio, de los terrenos recientemente adquiridos para la construcción de un nuevo centro comercial.

"En la Cuesta de los Callejones, junto a la carretera N340, se encuentra uno de los testimonios más importantes del Canal de San Indalecio, aquel proyecto de hace 150 años que reinventó el uso del agua en Almería, entre la tradición islámica y los modernos sistemas hidráulicos, para regar campos de cultivo de uva de embarque y para el consumo urbano. La Balsa del Canario era uno de los dos mayores contenedores de agua de aquel Canal de San Indalecio, que proyectó el arquitecto Enrique López Rull", reseña Amigos de la Alcazaba, a quienes les ha sorprendido dos circunstancias.

La primera, la adquisición de los terrenos por la sociedad CEMAR, que se prepara para iniciar en próximas fechas la construcción de una superficie comercial abierta, y segundo, la falta de protección de este elemento pese a la inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de 46 inmuebles del Canal de San Indalecio, como las Balsa de Baeza, la Balsa de la Calera o la Balsa de los Cien Escalones. "No está protegida. Es un segundo Toblerone", lamenta Francisco Verdegay, de Amigos de la Alcazaba.

Si bien la señas sobre la ubicación pueden hacer entender que la esta Balsa del Canario se encuentra dentro de la capital, en realidad forma parte del término municipal de Huércal de Almería, y el terreno al que pertenece, según la información facilitada, es suelo terciario. Es decir, factible de acoger usos como la actividad comercial.

El pasado mes de julio CEMAR se hacía, mediante subasta y el pago de 2.052.000 euros redondeados, de la finca de 19.115 metros cuadrados, hasta ese momento propiedad de la Administración General de Estado, que optó por su enajenación al no resultar necesarioapara el uso general ni para el servicio público.

"Procuramos ser serios y realistas, y mientras que no esté protegido, no hay nada que hacer salvo que exista voluntad en darle otro aprovechamiento", admite Amigos de la Alcazaba, que insta a la propiedad privada a la conservación de la balsa mediante su integración en el proyecto comercial. "Es mucho más fácil, y más económico, destruirla", pero se podría mantener y recuperar con una perspectiva de "visitas públicas" o como "elemento de descanso", apela a esa "voluntad" y sentido patrimonial Verdegay en nombre de Amigos de la Alcazaba.

Cualidades espaciales no le faltan. "La Balsa del Canario era gigantesca pero bien proporcionada. De 55 metros de largo, 26,60 de ancho y 6 de profundidad, permitiendo acceder a su fondo por una escalera de 19 escalones. Para contener sus 9.000 metros cúbicos de agua -recuerdan-, se embutió en parte en el terreno y se construyeron unos sólidos muros y unos grandes contrafuertes en las esquinas que la hacen parecer una fortificación militar".

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