Coronavirus

Una casa almeriense en las ‘cercanías’ de Wuhan

  • El entrenador de fútbol almeriense Fran García vive “tranquilo” a 958 kilómetros del foco principal del coronavirus

  • Percibe más miedo en España que entre sus vecinos de Xiaoyi

Fran García, con las calles de Xiaoyi vacías a sus espaldas.

Fran García, con las calles de Xiaoyi vacías a sus espaldas.

WhatsApp hace posible la comunicación entre Almería y Xiaoyi, en China, ciudades separadas por tal cantidad de kilómetros, que ni los propios navegadores dan una cifra. Siete horas de diferencia. Un plato de lentejas frente a uno de los teléfonos móviles a las cuatro de la tarde de ayer jueves, un vaso de leche a las once de la noche frente al otro. Sin mascarilla, ni miedo, eso sí, desde su casa, Fran García abre las puertas de su hogar amablemente a Diario de Almería para contar el día a día de dos almerienses (su mujer Victoria y él) en la provincia de Shanxi, a algo menos de mil kilómetros de la temida Wuham, donde el coronavirus se dio a conocer al mundo entero.

A diferencia de lo que se cree, o de lo que hacen creer quienes opinan de todo sin saber, en China se vive relativamente tranquilos dentro de la gravedad que implica tener pupulando en el ambiente bacilos del COVID-19. Después de unos primeros días de sorprendentes cifras de contagios y muertas, las autoridades asiáticas se pusieron manos a la obra para que los habitantes del país tomaran todas las medidas de precaución posibles. “Yo no vivo con miedo, el miedo lo está transmitiendo España a través de las redes sociales y de ciertos medios mal informados. Es cierto que el coronavirus es grave, pero aquí existe mucho control: higiene, pasamos mucho tiempo en casa, evitamos las aglomeraciones...”, explica este almeriense que llegó a China hace ya varios años rodando detrás de un balón de fútbol.

Después de pasar por varias ciudades, enseñando balompié y trabajando en los colegios, lleva un mes y medio ahora en la ciudad Xiaoyi. Precisamente a su llegada se publicaron las medidas preventivas para evitar un contagio desmesurado. “Sólo he podido ir a la escuela el día que llegamos, desde entonces estamos en la casa y salimos pocas veces, para comprar y poco más, siempre con mascarilla, por supuesto. Las clases se están dando por Internet, mi mujer y yo estamos aprovechando para estudiar inglés y el cuarto nivel de chino on line”.

Puesto de control en la puerta de la urbanización del almeriense. Puesto de control en la puerta de la urbanización del almeriense.

Puesto de control en la puerta de la urbanización del almeriense.

Su familia le ha dicho que se vuelva, él no ve motivos para ello. “Vivimos muy tranquilos”, asegura, “les digo que no miren más las redes, que sólo se informen por medios de comunicación fiables”. Esa sensación de seguridad se debe, entre otras cosas, al respeto a las medidas de prevención. Sin ir más lejos, en la entrada de su asocacion de vecinos hay un puesto de control donde le toman la temperatura cada vez que entra y sale, además de informar a dónde han ido. “Las últimas noticias es que está bajando el número de infectados y de muertos, posiblemente para mitad de marzo vuelva a la escuela y al fútbol. Tengo ganas, la verdad”, finaliza Fran, satisfecho de transmitir un poco de serenidad entre tanto caos.

Chupe, con su equipo de cantera en China. Chupe, con su equipo de cantera en China.

Chupe, con su equipo de cantera en China.

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