Almería

La lepra: una enfermedad que asoló en silencio a cientos de familias almerienses

  • La provincia de Almería era la segunda de España con mayor número de afectados en tratamiento entre los años 70 y la segunda mitad de los 80 por el mal de la pobreza

Afectados en una leprosería de la India

Afectados en una leprosería de la India / D.A.

Año 1971. Almería era la segunda provincia de todo el territorio nacional con mayor prevalencia -- número de casos en tratamiento-- de población afectada por la lepra. En silencio, con absoluto mutismo, la enfermedad asolaba a los más vulnerables. Entre apenas unas calles de la capital se concentraban más de una decena de familias que sufrían la conocida como enfermedad de la pobreza, que alcanzó a pueblos de toda la geografía almeriense donde nadie sabía quién era el leproso.

Ocultos y asilados, marginados, estigmatizados. Un estigma que no ha cesado al ritmo que lo ha hecho el ‘bacilo de Hansen’, nombre por el que se conoce en honor a Gerhard Hansen, médico y bacteriólogo noruego, descubridor de la enfermedad, en 1873.

Maletín en mano, el dermatólogo especialista en lepra, Ramón Fernández Miranda, junto a un enfermero y una religiosa como trabajadora social, recorría cada rincón de la geografía almeriense con el propósito de erradicar la presencia de la bacteria, de aliviar, de sanar cuerpo y mente de esos pacientes a los que recuerda con cariño y de los que confiesa que tanto aprendió.

Incidencia hasta 1988 en Almería. Incidencia hasta 1988 en Almería.

Incidencia hasta 1988 en Almería. / D.A.

 

Prevalencia hasta 1985 en Almería. Prevalencia hasta 1985 en Almería.

Prevalencia hasta 1985 en Almería. / D.A.

"Trabajábamos mucho buscando enfermos sobre todo en las zonas más marginales”

“Trabajábamos mucho buscando enfermos sobretodo en barrios marginales, tanto de la capital como de los pueblos”. En el año 1981 en el municipio de Alhama de Almería aparecieron dos casos nuevos. “Entonces no había nadie en la Dirección Provincial de Sanidad que pudiese hacer frente a la situación y con urgencia desde el Ministerio de Sanidad me contrataron en un puesto que se llamaba ‘Lucha Antivenérea’ desde el que llevaba las enfermedades de transmisión sexual y la lepra.

Fue a partir de 1983 cuando me transfirieron a la Junta de Andalucía donde posteriormente me nombraron Jefe de Sección de Programas de Salud y Ordenación Farmacéutica”, cuenta el dermatólogo almeriense. Hasta entonces, y a lo largo de los años 70, y con una periodicidad anual, desde la Dirección Provincial de Sanidad del Ministerio de la Gobernación “venía un equipo móvil desde Madrid que hacía sus campañas por los pueblos” con un censo de afectados en la provincia de hasta 327 casos. Una cifra que, según ha afirmado Fernández Miranda, no era tan elevada.

"Llegó a venir la televisión Noruega y uno de los leprólogos más famosos del mundo a conocer la situación”

Fue en la segunda mitad de los años 80 cuando las búsquedas fueron más activas llegando a tener en tratamiento a un total de 130 enfermos de lepra en la provincia. “Eran tan activas que vino la televisión de Noruega a hacer un programa con nosotros, vino un investigador del Mittel Hospital de Londres, uno de los leprólogos más famosos del mundo que se llamaba John Stanford, también me hicieron una entrevista en el Washington Post.

Almería estaba en la década de los 80 trabajando mucho por la lepra”, ha detallado el especialista, quien ha señalado que España ha sido siempre de los países de Europa con más incidencia con cuatro focos leprosos: Galicia, levante, Cataluña y Andalucía. Y en Andalucía la parte oriental. “A veces estábamos los segundos en tasa de prevalencia, después de Jaén, Málaga o Granada, pero prácticamente siempre hemos estado en segundo lugar. Y esto se debe a que trabajábamos mucho”.

El médico de la lepra para los almerienses ha incidido en la marginación que sufrían los enfermos “que además pertenecían a una clase social de miseria y hambre”. “La religiosa a través del Instituto Social de Enfermos de Lepra conseguía muchas ayudas, muchas becas, energía solar para sus casas. Y todo eso para mi era un enganche para que el paciente acudiera y estuviera más pendiente de su enfermedad. Llegó a conseguir a uno de ellos una furgoneta para que se fuera a los mercadillos, y cuando se hicieron viviendas sociales logramos que el Ayuntamiento de Almería nos cediera 10 viviendas para que se las diésemos a estas personas que vivían en condiciones francamente malas. Sin casa, sin agua corriente”.

"Tocamos a casas en las que nos decía el leproso que no lo conocía. Yo le veía signos externos de la enfermedad y sabía que era él”

Ha confesado que no tiene “ni un solo recuerdo negativo de mis años trabajando con la lepra”. “Éramos un equipo de tres personas con toda la provincia picoteada”. “Recuerdo que teníamos una ficha antigua por ejemplo con el nombre de un tal Juan que vivía en un barrio. Tocábamos a su casa y preguntábamos por el tal Juan y él mismo decía que no lo conocía. Y yo le veía signos externos de la enfermedad y sabía que era él”.

"Muchos me ofrecían sentarme en su mesa a comer con ellos, y eso no te lleva nada más que gratificaciones”. “A veces terminaba mi consulta a las diez de la noche y me iba al barrio. Tenía muy buena relación con ellos, y la sigo teniendo de amistad. Incluso ellos mismos eran agentes sanitarios y cuando veían algún caso me llamaban. Ese trabajo de campo, del día a día es muy gratificante”.

"Yo estuve viviendo un tiempo en una leprosería con mis hijos, sin riesgo de contagio alguno”

“Hoy día sabemos que la lepra no es nada contagiosa. Yo estuve viviendo con mis hijos en una leprosería un tiempo sin riesgos. Si tienes una alimentación y una salubridad y una inmunidad razonable, no te contagias. Además el período de incubación es de 5 a 10 años”, ha narrado el dermatólogo.

"Ya lo he dicho muchas veces: con la lepra no hemos acabado los leprólogos, ha acabado el PIB”

Para el doctor Fernández Miranda “con la lepra no hemos acabado lo leprólogos, ha acabado el PIB”. “El nivel de vida subió con mejores condiciones de vida; salubridad e higiene y lógicamente esto y el tratamiento instaurado por la Organización Mundial de la Salud en 1982. Con esos tratamientos el paciente puede considerarse curado al año o poco más. Esto hizo que toda la endemia fuese acabando y con una búsqueda de pacientes a través de los salían a flote los que estaban sin diagnosticar”.

El últimos de los casos detectado en Almería de un ciudadano autóctono fue hace ocho años registrando hace tres años uno importado. Desde el punto de vista médico ha habido pacientes que han fallecido por una leproreacción, una vasculitis necrotizante y eso te entristece. Pero salvando los escollos clínicos, a nivel humano todo han sido buenas sensaciones”.

Tapia que rodeaba a la leprosería de Fontilles que tenía 3 metros de altura para evitar que los enfermos no se relacionasen con la gente de los pueblos vecinos. Tapia que rodeaba a la leprosería de Fontilles que tenía 3 metros de altura para evitar que los enfermos no se relacionasen con la gente de los pueblos vecinos.

Tapia que rodeaba a la leprosería de Fontilles que tenía 3 metros de altura para evitar que los enfermos no se relacionasen con la gente de los pueblos vecinos. / D.A.

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