El peaje de la barrera entre Alfonso y Silvia

Nació en Vélez Rubio siendo varón, pero siempre quiso cambiar de sexo · Ahora es una reconocida peluquera que espera el momento de entrar en quirófano para ser completa

Sina en uno de los sillones del hotel Zimbali, cuenta las visicitudes de su vida a Diario de Almería.
Ricardo Alba / Vera

15 de julio 2012 - 01:00

En el gremio de las peluquerías marbellíes, Sina es la Reina de Marbella. Sina trabajó dos años en el salón de peluquería de Hipercor en Puerto Banús. Antonio, con peluquería en la esquina de Puerto Rey, la conoce allí y le ofrece trabajo en Vera, exactamente en la peluquería del hotel Zimbali.

Ahí mismo, en el impresionante vestíbulo del hotel Zimbali, Sina se sienta y se siente algo inquieta en uno de los grandes sofás. A su lado, Antonio interpreta y amplifica las palabras de Sina que se halla en uno de los momentos cruciales de su vida. Va ser operada para cambiar de sexo. Lo tiene tan asumido que su único temor y angustia es que en el hospital retrasen la operación. Es el último paso para ser mujer completa como así siempre se ha sentido en un cuerpo que no era ella sino de Alfonso, nacido en Vélez Rubio y cuya familia nunca aceptó ni acepta que su Alfonso pase a ser Silvia.

Tal vez ya lo sea por estas fechas. Silvia habrá dejado atrás Alfonso y al paréntesis inevitable de Sina. Sina, ¿porqué este nombre? "No sé, como otro cualquiera". Para dar este paso, irreversible por otra parte, la cabeza debe estar bien amueblada, la de Sina ha sido sometida durante dos años a innumerables exámenes psiquiátricos, si bien ella misma asegura que "psicológicamente siempre he estado preparada para este cambio, por mí lo hubiese hecho antes". Desde pequeña, Alfonso, el nombre que le pusieron al nacer, fue un extraño, ajeno a su sentir, a su forma de pensar, a su modo de entenderse interiormente.

Sina lo pasó mal, sufrió lo indecible en el Instituto "todo el mundo me insultaba. También por la calle lo pasé fatal. Era el bicho raro del pueblo. Me marché de Vélez Rubio porque me asfixiaba. La gente es cruel". Se apuntó en una academia de peluquería, comenzaba otro rumbo de vida.

"Ahora, cuando vuelvo al pueblo, con mi familia no me hablo, salgo con las amigas y hago mi vida sin problemas". Antonio interviene en este punto para contar que Sina no quería volver a la provincia de Almería, que la convenció y, añade Sina, "no me he arrepentido. Me he sentido bien tratada, aunque tengo miedo a que me hagan daño". Un miedo al común de los mortales con independencia del sexo.

Antonio apunta que "Sina es muy buena profesional y mejor persona". Sina calla, baja la vista, quién sabe qué estará pasando por su cabeza.

A lo mejor piensa qué será de su vida tras la operación de cambio de sexo. Antonio echa un cable "Sina tiene una relación muy fuerte con un chico que tendrá que trasladarse a Marbella porque Sina, Silvia, se quedará allí a trabajar en una peluquería que tengo". Sina asiente con la cabeza, quiere una vida normal como la de cualquier familia, y eso que tiene, según cuentan, un gran éxito entre los hombres.

Ella quiere a su chico. Y lo que es la vida, Sina es plenamente aceptada por la familia de su chico.

Cuenta Sina que un buen día, un chico que se había enamorado de ella fue a un programa de televisión, Diario de Patricia.

La llamaron para que fuera y fue. "Yo no tenía nada que ver con ese chico pero, bueno, fue una experiencia más conocer cómo se hace un programa de televisión".

Forma parte de su carácter, conocer todo lo que no sea perjudicial en su vida y atreverse con todo al punto de nunca esconder su condición femenina, al contrario, perseverar en ellas hasta pasar por un quirófano.

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