Almería

La población analfabeta continúa creciendo en la provincia

Un grupo de bomberos

Un grupo de bomberos / D A.

La bonanza económica dio para mucho. Incluso para dejar de estudiar. Desde que el acceso a la enseñanza se hizo medianamente homogéneo para (casi) toda la sociedad, los picos de mayor analfabetismo coinciden con bolsillos llenos. Pasó entre 1992 y 1996 cuando el Producto Interior Bruto (PIB) de la provincia iniciaba su progreso meteórico. Tras varias años de alfabetización, en 1997 el número de personas con analfabetismo funcional volvió a incrementarse. Y, ahora, ha vuelto a pasar. Tras años sin un duro donde se han apretado los codos, los almerienses se han dejado. Los años 2007 y 2008 supusieron un clímax económico para muchos almerienses. Los jóvenes optaban por trabajar puesto que les resultaba más atractivo de cara a corto plazo. Los oficios que no requerían titulación estaban en su apogeo y resultaba sencillo adquirir artículos como vehículos o viviendas. De ahí que la tasa de analfabetos en la provincia de Almería se situará en su punto más alto desde mediados de la década de los noventa, con casi siete analfabetos por cada 100 habitantes según los datos proporcionados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.

Pero el tiempo nos puso en su sitio y la crisis hizo que las aulas volvieran a ser el centro de atención de los jóvenes almerienses. a partir de 2011, los datos indican que se aplicaron. De hecho, una de las cifras más bajas de analfabetos se dio en 2012, con tan solo el 3%, es decir, 21.000 almerienses no sabían desenvolverse con la lectura o la escritura. Sin embargo, cinco años después, la cifra se ha ido hasta los 33.300 con el 4,6% de la población.

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