Una escandalosa tormenta de verano en la zona de la Sierra de Los Filabres hizo que ayer, ante la atónita mirada de los vecinos, el río Nacimiento se desbordase a su paso por varios municipios, uno de ellos Abla.

La tormenta se dejó sentir en pueblos pegados a la Sierra como Fiñana, mientras que en otros como en Las Tres Villas o Abla no cayó ni una sola gota. Sin embargo, los efectos sí se sintieron, pues el río llegaba bien crecido a su paso por estos municipio. "La tormenta no ha sido directamente aquí, pero el río Nacimiento se ha desbordado. Por suerte no ha provocado ningún peligro, ya que no pasa cerca del casco urbano", explica Antonio Oliva, alcalde de Abla.

Los vecinos de este municipio de interior se asomaban incrédulos al puente para ver cómo en pleno agosto y bajo un sol de justicia, a unos 30 grados de temperatura, el río pasaba duplicando su caudal.

Tras unas semanas de sequía, de intenso calor y de echar mucho de menos la lluvia en los pueblos del interior, el río ha traído con él agua rica en nutrientes que "hará milagros" con la tierra.

Muchos de estos municipios habían tenido que recurrir a racionar su consumo de agua para evitar que se produjeran cortes del suministro. Por eso a los vecinos les resultó ayer por la tarde tan curioso ver pasar el río tan caudaloso, aunque el fenómeno no duró demasiado. El agua bajó con fuerza durante unas dos horas, pero luego las cosas volvieron a la normalidad.

Aunque los habitantes de la provincia de Almería no están muy acostumbrados a la lluvia, este tipo de fenómenos son corrientes. De hecho, las tormentas de verano se producen debido a las altas temperaturas. El sol calienta el ambiente y el aire, que se vuelve más ligero y asciende, y se expande por la presión. Cuando este aire caliente entra en contacto con las masas de aire frío se producen estas tormentas, que aunque suelen ser intensas, son de corta duración.