Crítica 'Resucitado'

Original forma de contar la historia más grande

resucitado. Drama, EEUU, 2016, 107 min. Dirección: Kevin Reynolds. Música: Roque Baños. Intérpretes: Joseph Fiennes, Tom Felton, Cliff Curtis, Peter Firth, Stewart Scudamore, María Botto, Mish Boyko, Stephen Greif.

El cambio de vida -eso que se llama conversión- tras un encuentro fortuito con Jesús Nazareno inspiró popularísimas novelas como Ben-Hur, madre de estos relatos al ser publicada por Lew Wallace en 1880, La túnica sagrada de Lloyd Cassel Douglas, publicada en 1942, Barrabás de Pär Lagerkvist, publicada en 1950 o la hoy olvidada El lazo de púrpura del gijonense Núñez Alonso, publicada en 1957. A ellas podríamos sumar las novelas históricas de conversiones tras encuentros con el cristianismo, con las fundadoras Fabiola del cardenal Wiseman, publicada en 1854, y Quo Vadis? de Sienkiewicz, publicada en 1896, en cabeza. Todas, menos la de nuestro Núñez Alonso -España es España- fueron llevadas al cine (incluso con segundas partes como Demetrius y los gladiadores, secuela de La túnica sagrada) con buenos resultados, sobre todo en los casos de las soberbias Ben-Hur de Wyler (1959) y Barrabás de Fleischer (1961).

En esta estela navega Resucitado. El problema es que la dirige el mediocre Kevin Reynolds, famoso por el batacazo de Waterworld y autor de una filmografía insulsa. El interesante planteamiento del guionista Paul Aiello, convirtiendo el tema tradicional del encuentro con Cristo en una investigación sobre su resurrección, no encuentra en Reynolds al director con fuerzas suficientes para desarrollar los interesantes motivos que el guión propone, muy apropiados para estos tiempos de consumismo agnóstico.

Convencido de que sus seguidores han robado el cadáver de Jesús para hacer creer que ha resucitado, Pilatos ordena a un centurión y su ayudante que esclarezcan los hechos y deshagan la superchería. Partiendo de un punto de vista creyente, el guión sigue los relatos evangélicos y el centurión acaba encontrándose con Jesús resucitado. En manos más sensibles esta película podría ser una reflexión sobre el debate entre increencia (Pilatos) y creencia (los seguidores de Jesús), entre estructura religiosa (Caifás) y revelación (Jesús tras la resurrección) y finalmente entre búsqueda y encuentro o conversión (la trayectoria del centurión).

Pese a sus limitaciones, Resucitado está tan lejos de la casquería de Mel Gibson (La Pasión de Cristo) como del soufflé de Scott (Exodus). Y por lo que hasta ahora se ha adelantado también de la nueva versión de Ben-Hur que nos afligirá este verano, dirigida por el tipo que puso a Lincoln a luchar contra los vampiros. Resucitado es, por lo menos, correcta en su realización y en sus interpretaciones (muy bien Joseph Fiennes como el centurión, Peter Firth como Pilatos, Stephen Greif como Caifás y Cliff Curtis como Jesús), rigurosa en su reconstrucción histórica, respetuosa en su representación de Cristo e interesante en sus planteamientos (que, repito, podían haber dado más de sí). Me temo que estos discretos valores se vuelvan contra ella.

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