Depredación. No es algo nuevo sino, más bien, algo que ha caracterizado a la especie humana desde que pudo llamarse así. En Galicia, las ballenas se cazaban y  se aprovechaba todo de ellas. Su sangre se usaba como reclamo, por ejemplo, de los bancos de sardinas.

"Yo nunca hubiera pensado que la ballena fuera tan determinante para la industria del mar en Galicia -indica Sonsoles Ónega, en el encuentro de esta mañana tras recoger anoche el Premio Planeta por 'Las hijas de la criada'-. De hecho, cuando se paró la caza de ballenas por cuestiones medioambientales, el mundo de la conserva se resintió mucho". 

La práctica, aparece, desde luego, en la novela: una propuesta que muestra el recorrido de una dinastía dedicada a una de las industrias que más ha facturado históricamente en el norte. 

"La tercera generación de la novela va a Cuba, donde hará dinero con el azúcar, para luego regresar a a Galicia y convertir un aserradero en una conservera y seguir desarrollando su imperio", explica Sonsoles Ónega. En este paseo de casi un siglo, las mujeres juegan un papel esencial. De hecho, la historia se inicia con sendos partos y con el intercambio de dos niñas recién nacidas, hijas del mismo padre. El caso, tan de folletín victoriano, le llegó a Ónega a partir de un suceso real que conoció como periodista y que tuvo lugar en Logrono: "Aunque nunca pudimos conocer a las chicas -relata-, el hecho de que hubiera dos personas que hubieran intercambiado sus destinos disparó mis preguntas".

Sonsoles Ónega, anoche, en la entrega del premio.

En su historia, Sonsoles Ónega se permite la licencia de convertir a una mujer en patrona, "aunque estoy segura de que ha tenido que haber alguna, lo cierto es que no hay constancia -indica-. Pero me parecía un acto de reconocimiento a la cantidad de mujeres que se han dejado las manos con las redes y las latas". 

"Creo que nadie escribe pensando en ganar el Planeta"

Juan Eslava Galán, uno de los miembros del jurado de este año, afirmaba ayer que, desde Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester, ninguna otra novela había retratado tan fidedignamente el tapiz de la sociedad y la cultura de Galicia. Aunque afirmó sentirse "abrumada por la comparación", Ónega reconoció que la obra de Torrente Ballester formaba parte de su universo de lecturas de adolescente, y que una de las cosas que más les gusta de ponerse a escribir una historia es la construcción de la trama, "quizá porque no puedes abstraer a los personajes de los hechos y el momento histórico -indicó-. A mí, me gusta personalmente bucear en el marco histórico como paisaje de los personajes". En Las hijas de la criada, que la autora define como novela río, encontramos unos personajes principales muy marcados, pero también unos secundarios muy potentes, "entre los que hay muchos de mis favoritos, el marido de la criada, Domingo, o los obreros de las fábricas". 

Tanto Las hijas de la criada como La sangre del padre -la novela finalista de esta edición- de Alfonso Goizueta, verán la luz el próximo 8 de noviembre. En el caso de la primera, con una tirada inicial de 120.000 ejemplares. Una fecha de presentación oficial para una idea que empezó a ponerse en negro sobre blanco hace tres años, y que se ha ido escribiendo, aseguró Ónega, "en camerinos de televisión, en fines de semana y en vacaciones". Por eso quiso dedicar el premio "a las escritoras con hijos y a los hijos de las escritoras". "Creo que nadie escribe pensando en ganar el Planeta", aunque fue su hijo Gonzalo quien le preguntó por qué no se presentaba al premio alguna vez.  

La fecha de publicación inaugurará también una gira de presentación que tendrá que ir adaptándose a la agenda de Sonsoles Ónega, que coordina todas las tardes Y ahora Sonsoles el programa de entretenimiento de Antena 3. Hoy, asegura, estará en el espacio: "¿Cómo me voy a perder el momento de entrar en plató con este premio?".