Liga 1/2/3

Seriedad y Casto (0-0)

  • El Almería salva un sufrido punto ante un ordenado Huesca que en la primera vuelta ya le 'pintó la cara'.

  • En el haber local la seriedad defensiva.

  • En el debe, la espesura ofensiva.

Hay veces en las que un empate a cero es fiel reflejo de lo soso que resultó un partido y otras en las que ese mismo resultado tiene múltiples lecturas y matices diferenciales. Todo depende del prisma por el que se mire y de lo que se ponga a uno y otro lado de la balanza. Los optimistas se quedarán con el orden defensivo y la seriedad que ha transmitido este Almería de Fran Fernández tanto en Lugo como frente al Huesca, un equipo que parece dispuesto a dotarse de unas señas de identidad olvidando que su técnico vive en la interinidad.

Los pesimistas del lugar, que suelen ser legión y entre los que también suele alinearse este cronista (aunque ya avise de que este no sea el caso) argumentarán que el equipo estuvo mucho tiempo a merced del Huesca y que solo dos inspiradas intervenciones de Casto a disparos envenenados de Vadillo y Samu Sáiz permitieron rescatar un punto que parecía perdido ante el empuje oscense y la desintegración física final.

Vaya por delante que ambas facciones deben tener buena parte de razón en sus postulados, si bien hay un par de indicativos que conviene traer a cuento para dejar a un lado el ruido y valorar el punto cosechado como un mal menor. En primer lugar el Huesca no es ninguna perita en dulce, los de Anquela ya lo demostraron en la ida pintándole la cara a los rojiblancos. En segunda instancia, conviene recordar que es la cuarta vez en todo el curso que el Almería logra sumar 4 puntos en dos partidos. Antes lo había hecho en las series Rayo-Girona, Alcorcón-Nástic y Elche-Valladolid, lo que da buena idea de la dificultad de la empresa, más aún con un entrenador debutante en el fútbol profesional al frente.

Como era previsible, el técnico almeriense dotó a su equipo en casa de mayores argumentos ofensivos introduciendo a Pozo en el once como enganche y retrasando la posición de Azeez para jugar en paralelo con Borja en el doble pivote, si bien el nigeriano tuvo la misión encomendada de incrustarse entre los centrales cuando tocaba sacar el balón jugado. Las veces que se hizo, habría que aclarar, ya que por momentos los rojiblancos abusaron del desplazamiento en largo, por lo común bastante bien ejecutado por Borja.

En los primeros minutos a los locales se les vio bien plantados sobre el campo y fruto de ello llegaron los primeros acercamientos al área aragonesa, sin claridad en la definición. Puertas dispuso del primero al recibir uno de esos balones teledirigidos de Borja, apurar la línea de fondo y disparar alto. A Pozo le costaba entrar en juego, pero a los diez minutos filtró un buen pase para Fidel, que en lugar de reventarla optó por dejarla atrás para Quique y el remate quedaba abortado. La más clara llegaría a la media hora de juego con una buena combinación entre Pozo y Fidel que el malagueño finalizó con la zurda obligando a Sergio Herrera a despejar a córner.

En esa primera parte Anquela lo fió todo a la solvencia de su zaga, con centrales expeditivos y carrileros rápidos, mientras analizaba el planteamiento del adversario. El jiennense tomó muy buenos apuntes porque el escenario iba a cambiar 180 grados tras el descanso.

En la reanudación el Huesca salió con una marcha más y fue creciendo mientras el Almería iba empequeñeciéndose en el aspecto físico, lo que sin duda le restó llegada al área rival. Apoyados en un eléctrico Samu Sáiz, los aragoneses olieron la sangre y se lanzaron a por el partido, disponiendo de dos buenas ocasiones.

La figura de Casto emergió cuando pintaban bastos para repeler un remate de Vadillo llegando desde segunda línea a culminar un buen pase atrás de Akapo y pocos minutos después para atajar un disparo envenenado de Samu Sáiz desde la frontal del área, seco y ajustado a la base del poste.

En esos instantes a merced del contrario al Almería lo sostuvo su seriedad defensiva, con Joaquín convertido en gigante, y el buen hacer de Borja en la parcela ancha, ayudado ya por Corona, que sustituyó a un gris Pozo.

Los extremos rojiblancos pedían oxígeno a gritos en esos minutos de zozobra colectiva, pero Fran Fernández optó por retirar al amonestado Azeez para darle entrada a Gaspar intentando potenciar la velocidad del canterano en posibles contragolpes. La jugada casi le cuesta un disgusto cuando en su intento de despeje Gaspar dejaba muerto un balón en el área que Vinicius no supo digerir enviando a las nubes su remate.

La grada del Mediterráneo leyó a la perfección que el equipo necesitaba de su calor y alentó cuando hizo falta, si bien se echó de menos que desde el banquillo se le empujase con el concurso de Kalu Uche bastante antes (parece que de físico va justito), ya que el nigeriano apenas dispuso del tiempo de descuento para intentar sembrar el pánico en el área oscense.

El empate, sin ser malo, deja al Almería algo más lejos del objetivo por la victoria del Córdoba y con una jornada menos por delante. Ahora falta que Lozano se decante por el buen trabajo de Fran o por la aventura de Salva Ballesta.

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