Los terribles gritos de dolor y la rapidez con la que Corona pedía el cambio, según estaba cayendo al suelo después de sufrir un tremendo impacto en la cara interna de su rodilla, hicieron temer lo peor. Las imágenes eran ciertamente tranquilizadoras, puesto que la articulación del talaverano no se doblaba ni se salía de su sitio, prueba inequívoca de que se rompe el ligamento cruzado anterior, el peor de todos ya que su recuperación excede de los siete meses.

Al término del partido, Corona salía con una sonrisa y tranquilizaba a los medios. Sin la necesaria resonancia magnética que confirme al cien por cien la lesión, la primera exploración médica, consistente en la prueba del cajón, apuntaba más a una lesión de ligamento lateral interno (de duración mucho menor, alrededor de dos meses si hay operación) que de cruzado. Eso sí, la zona estaba muy inflamada y tampoco se podía precisar en la valoración.

"Estoy muy contento porque hemos ganado un partido que era para nosotros vital", comenzaba el talaverano intentándole quitar trascendencia a su lesión, pero las preguntas iban más dirigidas a su maltrecha rodilla: "Soy optimista, parece menos grave de lo esperado. Tengo dolor, siento algunos pinchazos y está inflamada por el golpe y porque se me ha girado un poco. Pablo (el doctor) también es optimista, no parece la lesión más grave (cruzado). Me prepararé para lo que sea".

El capitán volvió a dirigir sus palabras hacia el importantísimo triunfo. "Era tan fundamental, que una vez lograda estoy más tranquilo. No hemos salido del aprieto en el que estamos, pero el equipo ha dado un giro en cuanto a su rendimiento", finalizó.